¿Juega la Reserva?
En sus respectivas conferencias, Hernán Lacunza y Guido Sandleris no dejaron anuncios, pero sí mensajes. El más importante, en medio de la incertidumbre generada por el shock cambiario de la semana pasada, fue la voluntad del BCRA de ponerse firme con las herramientas a disposición para que no se escape el dólar, siendo muy claro al indicar que las reservas están para ser utilizadas.
En lo que va de la semana, el BCRA intervino en el mercado de cambios con USD 200 millones de reservas, logrando que la divisa encuentre un piso estable en torno a los $57 a $60. Desde las PASO, la intervención de Sandleris suma USD 710 millones.
Como venimos señalando, las herramientas de las que puede echar mano el BCRA tienen límites y contraindicaciones. El tipo de cambio es cada vez menos sensible a la suba de la tasa de interés. Estando la tasa de referencia ya en 75%, ¿cuánto más debe subir en caso de un aumento de la demanda de dólares?
Por su parte, el uso de reservas internacionales mantiene el tipo de cambio en el corto plazo estable; pero el uso intensivo puede generar desconfianza en los mercados, dando lugar a pensar que la divisa se mantiene en un valor artificialmente barato. Así, incrementa la demanda. Esto pasó por ejemplo en abril/mayo 2018 bajo la conducción de Federico Sturzenegger, donde el mercado compró reservas muy baratas y con mucha voracidad en el inicio de la corrida.
Es bueno preguntarnos, ¿de cuántas reservas disponemos? ¿Alcanzan para cubrir una eventual corrida? ¿Cómo vienen evolucionando?
Si bien las reservas brutas ascienden a casi USD 59.000 millones, no todo ese dinero está disponible para el central. Es preciso descontarles algunos elementos: los encajes bancarios a los depósitos en dólares (garantía de solvencia del sistema), que ascienden a USD 14.500 millones; el swap con China, de USD 19.500 millones; y los fondos destinados a cubrir deuda en el corto plazo, ya sea del Banco Internacional de Basilea, USD 2.500 millones, o el refuerzo aportado por el FMI para cubrir programa financiero, unos USD 2.276 millones hacia agosto 2019. Las reservas netas con las que contamos se ubican en torno a los USD 20.000 millones.
La finitud de este recurso cobra relevancia cuando se observa el ritmo de pérdida de reservas de los últimos días. En total, las reservas cayeron desde las PASO USD 7.400 millones. A las intervenciones se suman otras bajas, que tienen que ver con la reducción de depósitos privados en dólares. La no renovación de Letes en dólares por parte del público, lo que implica gatillar en moneda verde lo no renovado, y el pago de garantías de préstamos contraídos el año pasado que no estaban contempladas abonar.
Sobre la no renovación de Letes, podemos asegurar que promete ser un problema de corto plazo. La semana pasada vencían USD 950 millones, pero solo renovaron USD 409 millones (43%). Entre las renovaciones jugaron fuerte los apoyos de organismos públicos tenedores de estos títulos, como ANSES. La semana que viene hay vencimientos de Letes por USD 1.600 millones, de los cuales USD 909 millones están en poder del público. En septiembre también habrá vencimientos y renovaciones.
El cuidado de las reservas debe ser alto. Desde la oposición, Alberto Fernández señala que debe ser prioritaria la no dilapidación de estos recursos para el mero sostenimiento de la política económica. Las señales que han dado con sus conversaciones telefónicas Macri y Fernández van en este sentido. Sandleris dijo el martes que se utilizarán reservas pero no para "contener valores de activos fuera de sus fundamentals económicos". No obstante, generar la confianza para que la renovación de letras y otros factores de deuda no presionen sobre los escasos dólares es un desafío muy difícil y de corto plazo.
A dos meses de las elecciones, pareciera faltar un siglo en este minuto a minuto donde antes de que arranque el partido, juegan las reservas.