Paradojas del poder: impulsa Awada las ventas de su marca en plena crisis de la industria textil
El diario La Nación publicó esta semana en su portal una noticia titulada “El talismán Awada: Juliana le da a la ropa lo que la economía de Macri le quita”, haciendo referencia a la capacidad de la primera dama por generar deseos consumistas en sus seguidoras, frente a la preocupante caída que atraviesa la industria textil gracias a las políticas económicas que lleva adelante el gobierno de su esposo.
El mes pasado el ministro de Producción, Dante Sica, se reunió con empresarios y gremialistas del sector textil para avanzar con la firma de un acuerdo por el empleo en la indumentaria, con el objetivo de flexibilizar las condiciones de trabajo, que no fue suscrito por los representantes del sector.
A principios de febrero, una nueva reunión tuvo lugar esta vez para consensuar un paquete de medidas de salvataje financiero que contempla la rebaja de aportes patronales, tarifas de energía reducidas, un plan de facilidad de pagos de deudas a la AFIP y la suba de aranceles para productos importados que se fabrican en el país.
La actividad de la industria textil viene en baja desde 2017, cuando alcanzó una caída del 12.5% -especialmente en rubros como la hilatura de algodón y la producción de tejidos- mientras que en 2018 el número empeoró, alcanzando el 16%.
Como cada vez que Awada acompaña a Macri en una visita oficial, la reciente participación del matrimonio en actividades oficiales en India fue registrado en los portales nacionales, haciendo nuevamente foco en “la valija” de la primera dama. Mientras en redes sociales circulaban los memes que parodiaban, el acuerdo comercial alcanzado por Macri, en donde se comprometió a exportar naranjas y limones a cambio de permitir el ingreso de electrodomésticos del continente asiático, las elecciones estilísticas de “la hechicera” poblaron los portales que todas las semanas se dedican a enfatizar su elegancia innata y estilo inigualable. Se mostró con un vestido de seda y zapatillas con plataforma de Stella McCartney y las redes “enloquecieron”: las zapatillas dicen que es relajada sin perder la elegancia. Porque es sabido, ningún personaje público se viste por pudor o función sino que se visten “de sentido”.
La propia marca de la familia Awada viene esquivando los problemas financieros que atraviesa toda la industria textil nacional. El CEO de la firma suele mandarle paquetes a la quinta de Olivos con prendas que ya no pueden colocar ni en la mesa de liquidaciones. Eso ocurrió durante el G20 cuando Awada lució un blazer rojo que, en pocos días, desapareció como por hechizo de los locales de la marca.
Podríamos afirmar que Juliana Awada es lo que en la actualidad se conoce como una influenciadora, una personalidad que es capaz de generar deseos y aspiraciones de similitud en miles o millones de personas que consumen su imagen a través de medios y redes sociales.
El crecimiento en las ventas de la empresa de la familia Awada, con varias denuncias por trabajo esclavo, al parecer se debe al efecto influenciador de la primera dama. Lo que resulta paradójico pero también una analogía de un gobierno que destruye toda la industria textil mientras mantiene en pie exclusivamente sus negocios personales.
El síntoma de la época es que los ciudadanos lo son en tanto ejercen su poder de consumo. Y sabemos que la política económica no es nada ante el poder de la imagen de una mujer con la sonrisa blanqueada, especialmente para los grandes medios nacionales.