Nike invita a las mujeres a soñar mientras castiga a las deportistas que quedan embarazadas
A través de sus comerciales, la compañía multinacional estadounidense deportiva Nike invita a las mujeres a tener "sueños más locos".
Hace pocos meses, en este mismo espacio comentamos la sospechosa calificación de "feminista" que volcaron algunas referentes de dicho movimiento en redes sociales a propósito de la publicidad desarrollada para México, en donde un grupo de mujeres a la carrera vence una serie de obstáculos urbanos, hasta que se topan con un piquete de trabajadores.
Sin profundizar en lo evidente de la metáfora, muchas aplaudieron la imagen "imparable" de las jóvenes mujeres corriendo al encuentro de sus deseos (aplaudieron solo a las jóvenes mujeres, cabe decir, no a las vendedoras de panchos que miraban atónitas la escena) e incluso algunas invitaron a sus seguidoras a comprar zapatillas Nike.
Haciéndose carne capital del mensaje de la marca, algo a lo que nos hemos acostumbrado desde que nos dejamos seducir por la opinión de lo que se conoce como "influencers", las referentes feministas también salieron a la carrera en sus cuentas personales de redes sociales para invitarnos a comprar.
Esta vez, Nike vuelve a ser noticia. Y no precisamente por sus comerciales "feministos", cómo podríamos ironizar, sino por haber amenazado a la atleta olímpica Alysia Montaño con rescindir su contrato por haberse embarazado.
En una columna publicada en el New York Times, la deportista decidió poner en palabras la situación vivida con la firma patrocinadora y explicar este nuevo caso de doble moral.
"Cuando una mujer decide tener un bebé, el deporte deja de ser prioritario. Estaba patrocinada por Nike y entonces, cuando les dije que quería tener un bebé durante mi carrera, ellos me dijeron: "Pararemos el contrato y dejaremos de pagarte"".
En la columna, Montaño menciona la contradicción de marcas como Nike, que diseñan mensajes inspiradores con slogans sobre la fortaleza de las mujeres y su condición de imparables, pero luego incluyen en sus contratos cláusulas por las que reducen sus pagos si bajan el rendimiento.
Es decir, las atletas que deciden ser madres dejan de tener un salario. En Estados Unidos, no solo dejan de percibir el ingreso económico, sino que también se quedan sin la cobertura médica que proporciona el Comité Olímpico.
No ocurre lo mismo con una lesión, que está contemplada en los acuerdos, que lo que ocurre con los embarazos. Lo que pone en evidencia que hay lugar para la imprevisibilidad pero no para el deseo.
La atleta estadounidense fue reconocida en 2014 cuando participó en una carrera de 800 metros embarazada de ocho meses. En 2017 corrió nuevamente embarazada, esta vez de cinco meses, una de las pruebas del campeonato nacional. Las imágenes de la carrera son impactantes pero también funcionales al discurso meritocrático que tan bien encarna la gran corporación deportiva.
Parafraseando el slogan de la marca: imparables, aún a punto de parir. Imparables, porque sino no cobran. Imparables, para no perder derechos. No paren porque perdemos plata ¿No les suena conocido?