Bordar ropa para liberar la mente
Arthur Bispo do Rosário no se consideraba a sí mismo un artista. Pasó 50 años internado en un hospicio de Río de Janeiro debido a un diagnóstico de ezquizofrenia, y realizó su obra como parte de una “misión divina”.
Una mujer llamada Nise da Silveira, médica de formación y discípula de Carl Jung, combatió las prácticas utilizadas en su época para el tratamiento de las enfermedades mentales apelando a actividades expresivas. Creó el Servicio de Terapia Ocupacional, y Arthur Bispo do Rosário fue uno de los beneficiarios de este cambio.
Bispo vestido con su "manto de presentación". Fuente Pinterest.
Nunca dibujó, ni pintó. Sus bordados –la técnica más representativa de trabajo- los realizó descosiendo los uniformes de la institución y reutilizando esos hilos para escribir nombres y fechas, breves ideas y frases célebres sobre un manto sagrado, con el que se presentaría a Dios el día de su muerte y juicio final.
Nació en Japaratuba en 1909. Fue marinero y boxeador, hasta que en 1938 tuvo una visión: Dios le dirigió la palabra para avisarle que el día del juicio final estaba próximo. Días después fue detenido y registrado por la policía como negro, indocumentado e indigente, y conducido al Hospicio Pedro II de Praia Vermelha. Un mes después fue trasladado definitivamente a la Colonia Juliano Moreira, en donde comenzaría a desarrollar su trabajo creativo durante los 50 años siguientes, hasta su muerte. Actualmente, el hospicio funciona también como el Museo Bispo de Rosário, garante, cuidador y expositor de la obra del artista.
Obra exhibida en el Moderno. Fuente Jornal Cruzeiro.
Hoy podemos ver algo de su obra en la exhibición “Historia de dos mundos: arte experimental latinoamericano en diálogo con la colección del MMK, 1944-1989”, que inauguró el jueves pasado en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Allí, obras de todo el mundo conversan sobre temáticas variadas como el universo domésico, la cultura popular, el cuerpo en acción o, en el caso de Bispo, la técnica del bordado y su relación con las estructuras mentales. El módulo “Bordados cosmológicos”, ubicado en el segundo piso del museo, presenta una serie de bordados de Bispo y otros objetos creados por el brasilero, en diálogo con obras de bordado del italiano Alighiero Boetti.
Estatua de Arthur Bispo do Rosário en la ... a de Japaratuba. Fuente Meus Sertoes.
El paño aparece para Bispo como el soporte ideal para la elaboración de indumentaria litúrgica o estandartes. La tela, que deja fluir el movimiento del hilo y acompaña el movimiento de la mano al caligrafiar, le permite asentar la inmanencia de su pensamiento, tal vez por miedo a que se escurran de su mente fragil como arena entre los dedos.
Bordar y hacer ropa como acto de liberación, bordar y hacer ropa divina, majestuosa, por amor a Dios. Al bordar, una actividad paciente y exclusiva, se entra en trance. Se necesitan pocos elementos: aguja, hilo y tiempo. Pocos en este mundo eligen utilizar su tiempo para crear.
Reverso del manto. Fuente Pinterest.
La ropa es para la religión un elemento significativo de los enviados de Dios sobre la Tierra, y la Biblia establece que el sumo sacerdote se presente de manera reconocible y maravillosa. Dios le dice a Moisés: Prepararás para Aarón un vestido más que adornado, que muestre mi gloria y mi majestad.
La importancia de la moda en el Vaticano no es nueva. En 2005 el diario Newsweek publicó un artículo llamado 'El Papa viste de Prada', en el que se criticaba severamente las inclinaciones estéticas de Benedicto XVI. El Vaticano tuvo que salir a desmentir al medio de comunicación afirmando que el Papa confeccionaba sus zapatos con un humilde zapatero vecino del lugar, y que no era cierto que Prada, una marca reconocida pero también costosa, diseñara sus piezas.
Manto de Bispo. Fuente V&A.
Volviendo a Bispo, la aplicación del arte en la integración social abre un mundo de posibilidades. A través de la creación, el cuerpo se rebela y afirma su modo de estar en el mundo. La creación ofrece una posibilidad porque restaura al ser en el universo que lo contiene, de una manera particular y alejada de los mandatos y los “deber ser”. Bispo se sintió único y divino. Hizo un manto majestuoso y celestial con el que deseaba
presentarse a Dios el día de su muerte. Eso no ocurrió, su deseo fue desoído, pero dedicó su vida entera a la creación y dejó un legado único para el arte brasilero, aquél que dice que los locos dicen la verdad.
Manto de Bispo. Fuente Pinterest.
Bispo luciendo el manto. Fuente obras de arte.
Inventario general del mundo.
Eduardo Galeano
Arthur Bispo do Rosário fue negro, pobre, marinero, boxeador y artista por cuenta de Dios.
Vivió en el manicomio de Río de Janeiro.
Allí, los siete ángeles azules le transmitieron la orden divina: Dios le mandó hacer un
inventario general del mundo.
El inventario del mundo, inconcluso, estaba hecho de chatarras,
vidrios rotos,
escobas calvas,
zapatillas caminadas,
botellas bebidas,
sábanas dormidas,
ruedas viajadas,
velas navegadas,
banderas vencidas,
cartas leídas,
palabras olvidadas y
aguas llovidas.
Arthur había trabajado con basura.
Porque toda basura era vida vivida, y de la basura venía todo lo que en el mundo era o
había sido.
Nada de lo intacto merecía figurar.
Lo intacto había muerto sin nacer.
La exposición “Historia de dos mundos: arte experimental latinoamericano en diálogo con la colección del MMK, 1944-1989” se puede visitar en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Avenida San Juan 350, hasta el 14 de octubre.
Martes a domingos, de 11:00 a 19:00. Lunes cerrado, excepto feriados.