"Íbamos camino a ser Venezuela", es una de las frases más utilizadas por Mauricio Macri, sus funcionarios, periodistas y empresarios para justificar el presente tortuoso de nuestro país. Sin embargo, la falsa comparación, lejos de ser una virtud para el oficialismo, es la propia demostración de su fracaso.

La estrategia duranbarbista de plantear un escenario distópico donde Scioli es presidente y Argentina toma el camino del socialismo bolivariano del siglo XXI tiene por objetivo contener al núcleo duro cambiemita y, por otro lado, legitimar las medidas de ajuste impulsadas por el presidente Macri.

La operación es bastante simple: las medidas son impopulares, difíciles, pero había que tomarlas para no seguir el camino venezolano. Y eso, para algunos puede sonar convincente, sobre todo con todo el apoyo mediático que cuenta Cambiemos.

Sin embargo, Venezuela es el país con los peores indicadores de la región. Padece una crisis política, económica, social y humanitaria. Claro está que nuestro país no estuvo ni cerca de parecerse a eso. No obstante, Macri y su equipo lograron convencer a gran parte de la sociedad que ese camino a ser Venezuela era posible y que fueron ellos quienes lo evitaron. Dale, campeón.

Macri y el espejo venezolano

El recrudecimiento de la crisis venezolana, y justo en nuestro año electoral, le viene como anillo al dedo al oficialismo para utilizar la desgracia ajena para hacer campaña. Como contraparte, para la oposición -y en particular el kirchnerismo- el abordaje de este tema tan delicado siempre le es complicado e incómodo. Es por ello que, extrañamente, Venezuela va a ser uno de los grandes temas de la campaña presidencial (al igual que la seguridad).

Ahora, ¿tener que recurrir a la constante comparación con Venezuela deja bien parado a Cambiemos?

Preguntémonos, ¿cómo es posible que el mejor equipo de los últimos 50 años tenga que buscar su comparación con un país que en 2018 tuvo una inflación de 1.000.000% y que su economía cayó estrepitosamente en los últimos años? La realidad es que el gobierno de Macri ha ido tan mal, y tiene tantos indicadores negativos, que solo encuentra consuelo al compararse con Venezuela.

Macri y el espejo venezolano

Durante la presidencia de Macri, la inflación en lugar de bajar a un dígito, como prometió en campaña, subió para romper el récord de la suba de precios más alta en los últimos 27 años. El desempleo es el más alto en 12 años. Ni hablar de la pobreza que sigue en aumento o la economía que cae y parece no encontrar signos de recuperación.

En este marco, los argentinos deben entender que nuestro país no debe medirse en espejo con Venezuela, sino que tienen que contrastarse a cómo estaban antes de la asunción de Mauricio Macri en 2015. Ese es el punto de comparación para evaluar si el gobierno de Cambiemos fue positivo o negativo para los argentinos.

Obviamente, el oficialismo busca evitar esa confrontación de modelos porque sabe que sale perdiendo y por eso insiste con el espejo venezolano. Porque si te tenés que comparar con el que peor está, es porque vos tan bien no estás.