La oportunidad dorada
En esta situación caótica, cada bando quiere imponer su solución según sus intereses y, en menor medida, su ideología. En estos días aparecieron muchos "liberales" pidiendo aumento de retenciones, coincidiendo con los socialdemócratas del gobierno que llevaron al país a esta situación con "bloopers" como el impuesto a la renta financiera y la duplicación del gasto público.
Y luego, bueno, están los comunistas en sus ramas trotskistas y kirchneristas que piden guerra civil y nacionalización de la banca, lo cual de alguna forma es positivo, ya que por suerte no logran elevarse un poco más y entrar a la discusión. Porque si alguna cosa faltaba era que los bomberos que lleguen a apagar este incendio sean los que sacaron a Argentina de las reglas del mundo durante 12 años.
Como dice el gran ideólogo de la derecha liberal nacional, Carlos Maslatón, esto ya no es un problema de gasto, sino de deuda. Yerran liberales y socialdemócratas al creer que este mar de lava se arregla bajando el déficit fiscal.
Como dice el gran ideólogo de la derecha liberal nacional, Carlos Maslatón, esto ya no es un problema de gasto, sino de deuda. Yerran liberales y socialdemócratas (y el FMI) al creer que este mar de lava se arregla "bajando el déficit fiscal, ahora si". Es una idea tres años vieja, con fecha de vencimiento etiquetada para el dia siguiente de las elecciones de 2017.
En un contexto de pre-hiper o hiper iniciada, las cuentas públicas se vuelven simbólicas, los números con seis, siete o veinte ceros dan lo mismo. Que se asignen mil millones de pesos a esto o cincuenta mil millones de pesos a lo otro da exactamente igual. La hiper lo absorbe todo y liquida.
Imaginen un auto sin frenos bajando por la ladera del Aconcagua y que uno de los pasajeros recomiende pasar el limpia parabrisas porque se llenó de barro y no se ve bien el paisaje mendocino. Algo así es recomendar ciertos ahorros o pedir partidas de dinero en esta situación. Nada frena el reviente próximo.
¿Como se sale de esto? Con default y posterior reforma del Estado. Aniquilar todo resto de Argentina de los últimos 70 años. En los '90 se decía que "ingresar al mundo" era privatizar el gasto público impagable, imponer como sea una estabilidad monetaria y desregularizar toda norma que no signifique apertura irrestricta al mercado mundial.
Veinte años después las reglas son otras, hoy en día los países compiten por las inversiones con bajas de impuestos, no solo los países ex comunistas de Europa Oriental que describí en mi columna anterior. China anunció una rebaja impresionante de impuestos porque estaba perdiendo competitividad, la China Comunista.
El traslado será doloroso. Mucha gente entusiasmada por su carrera política, la verá romperse en pedazos; los miles de chicos que hoy se están tomando un descanso de la actividad privada siendo funcionarios, deberán volver a cambiar la hora de la alarma a dos horas antes de la que tienen hoy.
Los miles de chicos que hoy se están tomando un descanso de la actividad privada siendo funcionarios, deberán volver a cambiar la hora de la alarma a dos horas antes de la que tienen hoy.
Sin embargo, esos chicos podrán decirles a sus nietos que fueron el fusible para que el país cambiara por siempre y saliera de la ciénaga de mediocridad en la que se encontraba sumido hace décadas por el populismo.
Otra opción es seguir con lo mismo. Pedir plata ilimitádamente al FMI, que es hoy en dia el único financista de Argentina (¿sabrán que eso no es muy bueno?), para poder llegar a las elecciones de octubre de 2019 y perderlas.
Y en lugar de aprovechar esto para enderezar, entregarle el país en bandeja a las fuerzas saqueadoras que están esperando agazapadas para volver a matar, saquear y destruir. Es una o la otra, muchachos. La tercera vía no sirvió. No va más.