Hace décadas que en Argentina se estudia y se discute qué es el peronismo, cómo se conformó, cómo continuó y cuándo va a terminar, si es que alguna vez lo hace. Pero hoy gobierna Cambiemos, que básicamente es el radicalismo no-kirchnerista junto al polo tradicional porteño conservador reconvertido en "desarrollista". El desarrollismo es una línea ideológica estrictamente argentina (como el peronismo) y cuyo antecedente en el poder tiene al gobierno radical de Frondizi, que no pudo terminar su mandato luego de intentar revivir relaciones con el régimen comunista cubano en plena Guerra Fría.

Cambiemos, a diferencia del actual peronismo que basa su proyecto de poder en base a la performance de figuras individuales en las encuestas, configuró una maquinaria ideológica basada en el ya antiguo sistema que utilizó Macri en la Ciudad: arriba una usina de pensamiento y recursos humanos de la Ciudad, como era la Fundación Pensar, que deja deslizar hacia abajo -donde está la gestión- ciertos planes de corto, mediano y largo plazo para estructurar una política conforme a las diferentes circunstancias que chocan contra la coyuntura del país.

En resumen, un focus group para ver cómo le afecta a un barco pesquero de Alaska el frío, los diferentes tipos de oleajes, los vientos y las tormentas.

Hoy, el lugar de la disuelta Fundación Pensar está ocupado por dos usinas potentes y otra más de nicho: por un lado, la Universidad Torcuato di Tella (UTDT) y la Universidad de San Andres (UdeSA), y, por otro lado, la Fundación CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento).

El lugar de la disuelta Fundación Pensar está ocupado por dos usinas potentes y otra más de nicho: la Universidad Torcuato di Tella y la Universidad de San Andres, y la Fundación CIPPEC.

Ambas universidades tienen la misma conformación académica: profesores con fuerte exposición de cursos y posgrados en Estados Unidos e Inglaterra. Por lo tanto, algunos, de ideología socialdemócrata, se ponen la remera de ese oxímoron llamado "liberalismo de izquierda", definido por el ideólogo liberal Carlos Maslatón como "marxismo no-leninista".

Con ese sustrato académico, la UTDT y la UdeSA hoy en día se suben al tren del acicalamiento filosófico de los últimos diez años de las universidades norteamericanas de donde provienen sus profesores y autoridades. Ideas nuevas que no tienen correlación con los paquetes discursivos que formaron académicamente a los Estados Unidos hace siglos.

La línea ideológica de las Ivy League no es la defensa a toda costa de la propiedad privada como dinámica fundamental del ascenso social, sino una especie de reivindicación del socialismo regionalista europeo que hace décadas lleva al continente a la decadencia absoluta. O respecto a la posición de Estados Unidos como líder mundial de pensamiento cultural luego del aniquilamiento del comunismo en Berlin, oponen el pensamiento que los norteamericanos tienen que avergonzarse por lo que son endilgándose a ellos mismos la culpa por todos los males del mundo.

Probablemente esta implosión auto-impuesta, esta mortificación de misa dominguera se deba al financiamiento de fondos saudíes que se convirtieron en los principales financistas de estas universidades a partir del atentado a las Torres Gemelas. Como si fuera una indemnización, pero con trampita.

Las usinas de Cambiemos levantan esas ideas del marxismo no-leninista como leyes máximas y nutren a la gestión oficialista con "cuadros" formados en la cultura de la frivolidad, la superficialidad y una adoración a la debilidad.

Las usinas de Cambiemos levantan esas ideas como leyes máximas y las aplican a un país que está mas cerca de ser Estados Unidos en la previa a la guerra civil, que a un Estados Unidos que hoy disfruta más de 200 años de democracia y capitalismo. Y así nutren a la gestión cambiemita con "cuadros" formados en la cultura de la frivolidad, la superficialidad y una adoración a la debilidad.

En la actualidad, desde el poder son hegemónicos los valores superfluos como la vida sana, el amor por las mascotas y evitar los conflictos resignando la batalla por forzar las reformas que el país necesita para salir de su letargo. Cualquier concepto ideológico es lava.

Esta avalancha de sujetos de la UTDT y UdeSA, renuentes a la guerra que se debe dar contra los vicios que enferman al país, arrasan con todas las oficinas públicas en cargos de segunda, tercera y cuarta linea. Aplican la ideología de la buena onda y las energías positivas en presentaciones de Power Point inviables que las primeras líneas largan al corral para que se entretengan.

Se crea unautopía terrenal de una suerte de vacación de la actividad privada de tres o cuatro años para recomponerse a sí mismos, para darse el gusto de pelear por un ideal que lamentablemente está vacío de contenido. Y así evitar a toda costa dar las batallas que hay que dar para un país que está al borde de la insurrección civil total, que solo está contenida por el terror de volver a la "política chavón" anterior que hundió al país en los últimos puestos de cualquier índice económico-social mundial. Ningún soldado combate cuando está de vacaciones.