La puñalada en el medio del corazón al kirchnerismo marginal que queda por el Gloria Gate y la posterior causa judicial es demoledora. Pero ahora que conocemos el sistema de recaudación de coimas, podemos entrever un patrón de conducta de esa experiencia política: "la villereada".

Cuando leía sobre el tema imaginaba al remisero con un escarbadientes y la manta de pelotitas que usan los tacheros para la espalda en el asiento del auto, atendiendo el celular que le habrá regalado algún asesor camporista con zapatos de punta cuadrado. Suena un tanguito en el estéreo.

Lo visualizaba entrando a algún piringundín de la calle Sarmiento o Viamonte de algún abogado o contador turbio, subiendo el ascensor de reja, afuera bocinas, alguna marcha. Y salía con una bolsa negra de basura con los billetes de la recaudación kirchnerista directo al departamento de la calle Juncal.

Una vez ahí, en el templo de la sucesora de Perón y Evita, a descargar los billetes en la mesa del comedor, pegándole pequeñas trompadas en la bolsa por si se quedaba algún fajo atascado. Y una mucama en uniforme (como pedía ella) levantando dos fajos de 10 lucas que quedaron debajo de la mesa.

Una escena de Campanella, que cuando la ves sentís a viva piel un escenario con olor a escape de colectivo, sentís la humedad en la cara, todo gris, pobre, dejado, gritón. Toda una gran sopa que tiene como principal ingrediente los cientos, miles de millones de dólares trasladados de la recaudación de tus impuestos a las arcas de una familia particular como la Kirchner. Ven esto, ¿no? Era una transferencia, de lo que aporta cada uno con sus impuestos, a la propiedad privada de una sola familia.

A esa escena tan berreta y tan poco sofisticada hay que llamarla "villereada". El remisero anotando con birome para que no lo acuesten con la comisión. Con birome, en un cuaderno Gloria. Habla a las amplias de la poca preparación de Néstor y Cristina, inclusive para robarle al pueblo.

Hasta los líderes africanos que hicieron fortunas con sus estafas vía mail en los primeros años del milenio eran más sofisticados que nuestra mechera. Eso tiene una razón, cualquier presidente de cualquier país africano está educado en Europa o Estados Unidos. Nuestros ladrones autóctonos no habían salido del país en 60 años de vida. Siendo millonarios.

La "villereada" que engloba a todo el kirchnerismo no se trasluce solo por su oda a la pobreza o a lo "anti-cheto" de chetos renegados como era cualquier militante de la Cámpora. Tampoco a sus declaraciones a favor de cierto "orgullo villero" en las que, sin ningún rapto de vergüenza, enfatizaban lo orgulloso que tenés que estar de ser pobre, ya que ellos no tenían ningún plan de sacarte de ahí. Venezuela style.

La "villereada" era mental: cualquier plan o conformación de estructura que llevara a la eficiencia y el progreso era tildada de "gorila". Por eso, nunca nada de lo que probaron gobernando funcionó, por lo que tampoco podía funcionar la estructura del robo.

Pero no hay que confundir. Robaron miles de millones de dólares, aunque la estructura de robo reclama hacerlo bien para "el después", no solo en "el ahora". El wachiturro puede robar una billetera en un segundo, pero, por la precariedad de su plan, la historia termina ahí porque en ese momento, en una semana o en un año caerá preso o, en su defecto, muerto. El kirchnerismo robando y gobernando estaban al mismo nivel.