El presidente electo se reunió con los movimientos sociales. Actores clave de cara al futuro. La necesidad de no perder la calle en un contexto regional al rojo vivo.

Latinoamérica vive momentos de tensión. Las movilizaciones en Ecuador y Chile tienen en jaque a los gobiernos de Lenin Moreno y de Sebastián Piñera. En Bolivia, la crisis desembocó en un golpe de Estado contra Evo Morales. Alberto toma nota de este contexto que, combinado con el delicado estado de la economía argentina, puede desembocar en situaciones de inestabilidad.

La salida de la crisis económica puede llevar más tiempo de lo esperado y el camino podría volverse intolerable para algunos sectores de sociedad. Perder las calles es un factor desestabilizador y desgastante para los presidentes. Durante la gestión de Cambiemos, para la oposición, las calles sirvieron para visibilizar el ajuste, los tarifazos, el desempleo, la defensa de los derechos humanos y la persecución política a Cristina Kirchner, mediante movilizaciones de mucho impacto que hicieron mella en la imagen de Macri. En el mismo sentido, las marchas del estilo 8N contra el gobierno kirchnerista sirvieron para erosionar al Frente para la Victoria de cara a las elecciones de 2013 y 2015.

Perder las calles es un factor desestabilizador y desgastante para los presidentes

Hoy en día se estima que entre uno y tres millones de argentinos sufren hambre en un país que produce alimentos para 440 millones de personas. Esa es parte de la herencia que recibe el futuro presidente. Por ello, “Argentina contra el Hambre” será una de las primeras políticas públicas. Los equipos técnicos del Frente de Todos se encuentran en diálogo con las organizaciones sociales para llevar adelante la ambiciosa tarea.

Los movimientos sociales son quienes representan orgánicamente a los sectores más vulnerables de la sociedad y tienen una sorprendente capacidad de movilización. Alberto F. tiene la imperiosa necesidad de entablar una buena relación con las organizaciones para evitar las posibles y desgastantes movilizaciones en su contra.

“Lo que viene es el gobierno de todos ustedes, no de Alberto y de Cristina; vamos a resolver las cosas juntos”. Esa fue la promesa de Alberto Fernández en el amplio salón de la sede de la Conferencia Episcopal Argentina en el barrio de Retiro. Allí, el presidente electo dialogó este miércoles con referentes de los movimientos sociales a quienes eligió como una pieza clave de su futura gestión.

No obstante, el dirigente Juan Grabois, en declaraciones radiales afirmó: “Alberto ve a los movimientos sociales como parte del gobierno, yo creo que los movimientos sociales tienen que ser independientes y no aplaudidores de dirigentes”. Un llamado de atención y un condicionamiento para el presidente electo que, a partir del 10 de diciembre, deberá buscar consensos y hacer concesiones a las diferentes demandas de cada uno de los diversos y heterogéneos movimientos sociales.

Así las cosas, el contexto regional y la crisis económica suponen que las calles estarán más calientes que nunca. Alberto ve en los movimientos sociales los aliados imprescindibles para no perder la calle. En cierta medida, la estabilidad de su gobierno dependerá eso.