Un proyecto contracultural y el maleficio que puede terminar: Tottenham busca una nueva hazaña
Tottenham tendrá esta tarde su bautismo en una final de Champions League. El equipo londinense, que conduce Mauricio Pochettino y tiene tres argentinos en sus filas, buscará romper con el maleficio de los debutantes en el Siglo XXI: en las cinco oportunidades anteriores, ninguno se alzó con el trofeo en su primera definición. Los detalles de un proyecto contracultural que derivó en un finalista impensado.
Todo inició hace cinco años, cuando las autoridades del conjunto blanco le confiaron la dirección técnica al hombre nacido en el pueblo santafesino de Murphy, que venía de hacer dos temporadas discretas en el Southampton, lo que significó su primera incursión en la Premier League.
Consensuaron un proyecto. Potenciar a los juveniles e incorporar lo justo y necesario, para obtener resultados a largo plazo. El mejor ejemplo lo representa Lucas Moura, que se había estancado en el PSG durante seis años y en la temporada 2017/2018 solo había participado en seis partidos, relegado por la llegada de Neymar. Pochettino no contaba con un jugador vertical y precisaba de su velocidad. En un mercado que plasmaba valores desproporcionados, abonó solo US$ 31 millones y se quedó el pase de quien semanas atrás convirtió un hattrick con el que edificó la hazaña más gloriosa del club.
Un lustro después, a falta del marketing que impregna a la competición de clubes más importante del mundo, sin derrochar dinero cual insignia de las principales instituciones del futbol inglés y con un equipo oportunista, que sabe de sus limitaciones y se conoce de memoria, escribió la página más importante en la historia de la entidad, aunque él prefiera darle más valor a los torneos domésticos: "Yo, aún ganando la Champions, diré que el City seguirá siendo el mejor equipo inglés. Cuando un equipo gana la liga, ahí indudablemente está el mejor".
Desde que asumió al mando del primer equipo, disputó cinco ligas. Nunca bajó del quinto puesto y logró ponerse a la par -promoviendo muchos futbolistas de la cantera- de billeteras abultadas como las de Manchester United, Manchester City, Chelsea, Arsenal y el propio Liverpool, que aguarda con sed de revancha tras la final perdida a manos del Real Madrid la temporada pasada.
La diferencia de inversión monetaria para esta temporada entre los dos contendientes le proporciona más valor aún a lo hecho por los Spurs. Mientras que los Reds desembolsaron US$ 204 millones para contratar a Alisson Becker, Fabinho, Naby Keita y Xherdan Shaqiri, Tottenham fue el único equipo del torneo que no realizó incorporaciones, a razón de la construcción de su nuevo estadio, recientemente inaugurado.
El camino hasta Madrid no fue sencillo y tuvo desde el principio tintes épicos. 1 punto de 9 en los primeros tres partidos de fase de grupos lo dejaron al borde de la eliminación, hasta que empezó a coquetear con el drama: un gol contra el PSV en el último suspiro -triunfó 2-1-, el tanto de Eriksen a falta de 10 minutos con el que venció al Inter y el empate agónico de Lucas Moura, en el Camp Nou ante Barcelona, le otorgaron la sufrida clasificación.
Cuando todo comenzaba a allanarse, aparecieron las lesiones. Sin la presencia del promisorio Dele Alli ni de su goleador Harry Kane, eliminó al Borussia Dortmund en los octavos de final, mientras que en cuartos de final -también sin su máxima figura- se cargó al Manchester City de Pep Guardiola.
En semifinales no pudo contar con el fichaje récord del club, Davinson Sánchez -US$ 43 millones en 2017-. Sin embargo, emergieron los héroes silenciosos, como Heung Son-Min, Fernando Llorente y el mencionado Moura para cristalizar la revolución blanca. También Hugo Lloris, el arquero campeón del mundo con Francia. Los argentinos Juan Foyth, Erik Lamela y Paulo Gazzaniga han tenido un lugar destacado en la campaña.
Con un estilo de juego cimentado en la presión alta y la intensidad, utiliza como pocos la apertura de sus laterales, quienes se proyectan en ataque constantemente. Buscará pulverizar una estadística que fue infalible desde 2000 hasta este entonces, y que padecieron Valencia, Bayer Leverkusen, Mónaco, Arsenal y Chelsea en sus primeras finales. Con un proyecto contracultural, en una competencia dominada por el dinero.