La final inédita de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors nos la robaron. Así lo sintetizó en su editorial el diario español Mundo Deportivo, que explicó de manera concisa el sentimiento generalizado de todos los argentinos ante el insólito traslado del partido más importante en la historia del fútbol nacional al estadio Santiago Bernabéu, de Madrid.

"El fútbol es un valor que Argentina hizo bandera. Sólo un país con creatividad en las venas puede parir a Maradona y a Messi y que sólo se discuta quién ha sido el mejor de la historia", analizó Cristina Cubero, subdirectora del medio de la ciudad de Barcelona. 

Es que en España también comparten la sensación de que el superclásico no les pertenece. El continente sudamericano, y en especial la Argentina, tenía la posibilidad de exportar al mundo uno de sus atributos más preciados: tal como detalló Juan Román Riquelme, el máximo ídolo en la historia del Xeneize, el Boca-River es patrimonio nacional, al igual que el asado, el mate, o el dulce de leche. 

Es, incluso, más valioso para la atracción mundial que el G20 que llevó a cabo de manera exitosa el Gobierno nacional; pero el país lo desaprovechó. El portal catalán le achacó la principal responsabilidad a Mauricio Macri, que observará la final en la localidad neuquina de Chapelco, lejos de la algarabía que concitará la Ciudad de Buenos Aires.

Macri, D'Onofrio y Angelici: la editorial del diario español y el robo de la Superfinal

Cubero afirmó que "la culpa es de Mauricio Macri por no imponer que se juega en Buenos Aires o no se juega", aunque advirtió que también Rodolfo D'Onofrio y Daniel Angelici podrían haber hecho algo más: "Ellos tienen la responsabilidad y el poder para plantarse".

"El amistoso más caro de la historia", "falta de brillo", "desnaturalización", fueron algunas de las acepciones que los protagonistas utilizaron para exhibir su fastidio por la determinación comercial de la Conmebol, cuyo presidente percibirá ingresos millonarios y vivenciará el partido en el palco del estadio, al igual que Lionel Messi, uno de los pocos favorecidos con esta usurpación extranjera.