La presión del Real Madrid invitó otra vez a una renuncia después de unos de los mayores hitos en la historia del fútbol: conseguir por tercera vez consecutiva una Champions League. 

Sí, la injusticia en el mundo de la redonda se anima a discutir a un hombre que supo coronar en tres ocasiones al hilo a su equipo, con una contundencia que no habilita críticas de ninguna especie.

La noticia hizo eco en todo el mundo: Zinedine Zidane anunció su salida como director técnico del Merengue. No sorprende su salida después de las críticas constantes por parte del periodismo madrileño por las formas y los medios que utilizaba para llegar a la victoria. Algo que no cae bien: un fútbol efectivo que garantizaba la victoria con sus estrellas de elite.

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Parece que sus tres conquistas de La Liga de Campeones no alcanzaron para empujarlo a la renuncia. Un ciclo que se termina, pero un legado que quedará en el mundo del Madrid por siempre. Y probablemente, como sucede de costumbre, las conquistas comenzarán a tomar trascendencia con el correr de los años. 

“Uno de los capítulos más exitosos de la historia de nuestro querido club”, dijo el emblema y capitán del equipo, Sergio Ramos. Una voz autorizada para hablar de ídolos y de villanos.

Es probable que su salida revele una mueca de felicidad en la prensa de Madrid, pero despierta también el momento de reconocer todos los logros con el francés a la cabeza de uno de los conjuntos más poderosos en todo el mundo.

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¿Lo más elogiable del entrenador? Lejos de su etapa final como jugador, cuando le dio un cabezazo a Materazzi en la final del 2006, el DT de 45 años eligió no exponer su bronca con los operadores del Real que pedían su salida a gritos.

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Zizou asumió en enero del 2016 y dejó su cargo con tres títulos de categoría. De los que valen y perduran en el tiempo en la extensa vitrina del Madrid. El fútbol fue injusto con Zidane y le dio la espalda. Pero el tiempo le dará la razón.

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