Detrás de todo mago hay un truco. El de Roger, además de los dotes naturales que la vida le entregó con la raqueta, esconde todo un esfuerzo impecable para estar a la altura. Y ser, quizás, el mejor de la historia en el tenis.

Una vida sana sin excesos, renovación de entrenador y cambio de raqueta aparecen entre algunas de las claves de Federer en estos últimos meses para explicar por qué está en lo más alto de este deporte.

Detrás de Rafael Nadal en el ranking mundial luego de la obtención del Abierto de Australia, el suizo saca pecho otra vez a sus 36 y les avisa a los jóvenes del circuito que tiene para un par de años más si el físico se lo permite. 

Mente fría, pero golpes calientes. La combinación perfecta para un tenista es tener el mejer revés o un drive potente. Aunque también, como el caso de Roger, existe un deportista ejemplar. Dentro y fuera de la cancha. Y eso, a la larga, se termina reflejando en los resultados.

Por eso, incansable, hace Federer tambalear el momentáneo reinado de Nadal, que aquejado por algunas lesiones debe ponerse a punto para estar al cien por ciento. Del otro lado, claro, está el eterno Federer.