¿Y si Dálmine fuese Racing?
Todo era ilusión para Dálmine, que puso a trabajar a Armani en su primer partido post decepción en Kazán, hasta que Dobboletta le hizo falta en el área a Scocco. Penal, Pity Martínez y a cobrar. Después, un tanto de Nacho Fernández y un golazo de Pratto: tres dedos y al ángulo. El Oso, que fue figura, se sinceró y contó que quiso meter el centro, pero tuvo suerte. El descuento de Dálmine llegó a los 42 del segundo tiempo, con festejo incluido. El único rival de menor jerarquía que pudo festejar que el más grande saque del medio: no le había pasado ni al propio River, ni a Independiente, ni a Estudiantes.
“Racing” se volvió tendencia en Twitter en medio del partido. La preocupación invadió a los hinchas mientras veían la fuerza que hacía Dálmine, con un equipo ni siquiera consolidado, según avisó su DT antes del partido, en la preparación de cara a la B Nacional. “Sabíamos que iba a ser duro, fue un equipo que jugó por el ascenso a Primera División”, dijo Gallardo después, diferenciándolo del 7-0 a Central Norte.
La competición en la que los jugadores de un lado le piden fotos y autógrafos a los del otro sirve para pensar en lo que viene. Bien podría servir para despertar a Francescoli y a D’Onofrio, pero eso parece misión imposible. Las llegadas de Dálmine que hicieron lucir a Armani fueron por el lado del Casco. Gallardo tiene 12 días para resolver cómo hará para que Centurión o Bou no le pinten la cara al 3 de River en el Cilindro de Avellaneda. Mientras tanto, el presidente de River dejó en claro que el esfuerzo económico ya lo hizo el verano pasado y le prendió velas a la consolidación del equipo y a que el mercado de pases europeo no las apague.
Armani tardó tres minutos en avisar que volvió de Rusia con dos tapadas que lo habrán hecho putear y sonreír a la vez al Chacho Coudet. El DT de Racing debió haber estado atento a este partido porque River puso el total de los titulares de cara al encuentro del 9 de agosto, con la única duda en Palacios o Enzo Pérez. El mundialista gana por su jerarquía, pero su falta de puesta a punto y la buena aparición de quien le disputa el puesto lo hacen dudar al Muñeco.
Armani; Montiel, Martínez Quarta, Pinola, Casco; Fernández, Ponzio, Palacios o Enzo Pérez, Martínez; Scocco y Pratto. Si no hay sorpresas, el once de River está listo en un 99% para los octavos de la Libertadores. Quintero, desde el banco, le devuelve la ilusión que les quitó Dálmine los primeros 45 minutos a los hinchas, que depositan la confianza en Gallardo y esperan que demuestre lo que está acostumbrado a demostrar: quién es River, contra viento y marea.