Ángelo Calcaterra; Javier Sánchez Caballero, (ex CEO de Iecsa); y Juan Carlos de Goycoechea, ex responsable de la constructora española Isolux se convirtieron hoy en los tres primeros empresarios "arrepentidos" (o imputados colaboradores) en la causa de los cuadernos.

El juez Claudio Bonadio dio el okey a los acuerdos de colaboración, lo que en la práctica significará que Sánchez Caballero y de Goycoechea saldrán en libertad próximamente. Calcaterra consiguió una eximición de prisión, es decir, una "garantía" de que no se librará contra él una orden de detención.

El discurso, aunque con matices, sigue una misma lógica argumentativa: reconocieron los pagos, aunque no con la exactitud con la que figuran en los cuadernos de Oscar Centeno (el chofer arrepentido) y con la salvedad de que fueron "obligados" a aportar.

"Si todos se arrepienten, ¿realmente son arrepentidos?", se preguntaba hoy un abogado acostumbrado a recorrer los pasillos de Comodoro Py. A eso le sumaba la duda de cuántos arrepentidos podía soportar una causa judicial. 

El eje de las defensas pareciera ser, según fuentes judiciales, conseguir que se califique su conducta como un delito más leve que el cohecho (coimas). Resonaba, entonces, la posibilidad de unas "exacciones ilegales", un delito que prevé una pena menor y que deja en un papel secundario a los que fueron "obligados" a pagar por los funcionarios.

Los arrepentidos reconocieron los pagos, aunque no con la exactitud con la que figuran en los cuadernos de Centeno

En el contexto de la maniobra de asociación ilícita (la que le imputa a los funcionarios y la que se le leerá a Cristina Fernández de Kirchner el próximo lunes), unas exacciones dejarían afuera de la cuestión a los empresarios. Por supuesto que sus relatos deberán ser constatados. La ley sostiene que, para entrar bajo el paraguas del arrepentimiento, se deben proporcionar "datos suficientes que permitan un significativo avance de la investigación".

¿Quedó algún indicio desde dónde partir para establecer el origen de la plata que se convirtió en las supuestas coimas? En los cuadernos quedó plasmado el supuesto (y verosímil) recorrido en búsqueda de los dólares y los lugares a los que eran llevado (Olivos, el departamento de Néstor Kirchner y CFK) pero no está cristalizado aún dónde quedó el dinero. Otra pregunta que flotaba es si podían limitarse los pagos que admitieron haber hecho los empresarios arrepentidos a momentos de campaña. En eso, las fechas no coincidirían del todo.

Sólo una perlita. Creaurban (una constructora que desde 2007 le pertenece a Ángelo Calcaterra y que antes era de Franco Macri) fue uno de las mayores aportantes en la campaña de Cristina Fernández de Kirchner y Julio Cobos. La constructora puso en efectivo 398.948 de pesos, de acuerdo al registro de aportes. La misma cantidad había dejado Sitrack, la compañia del grupo Pescarmona.

Otro de los que figura en ese listado de aportantes es Carlos Wagner, el ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción y otro de los detenidos en la causa de los cuadernos. La suma es considerablemente menor a la de la empresa de Calcaterra: figura un aporte en efectivo por 5000 pesos.

Calcaterra salió hoy de Comodoro Py, pero tendrá que volver la próxima semana en una de las causas donde se investiga a la empresa Odebrecht

Esa campaña terminó judicializada. Para el juez Ariel Lijo, funcionarios kirchneristas y ex dueño de farmacéuticas formaron una red que sirvió para blanquear dinero que provenía de la mafia de los medicamentos. 

Calcaterra salió hoy de Comodoro Py pero tendrá que volver la próxima semana en el marco de una de las causas donde se investiga a la empresa Odebrecht y el pago de sobornos. El expediente profundiza sobre el la obra del soterramiento del tren Sarmiento donde IECSA tuvo intervención.