Un procesado por colaborar con la muerte (o mejor dicho, el asesinato). Cuatro custodios que no lo cuidaron. Ese es el resumen judicial en la causa donde aún se investiga cómo murió el fiscal federal Alberto Nisman. A cuatro años del hecho, las certezas todavía escasean y son muchos los que creen que nunca se sabrá qué es lo que pasó.

¿Qué?

La muerte (homicidio o suicidio) de Nisman ocurrió entre la noche del 18 de enero de 2015 y el 19 a media mañana. La historia ya es conocida: había entregado unos días antes una denuncia contra Cristina Fernández de Kirchner por la firma del memorándum con Irán.

Debía ir al Congreso ese lunes. Estaba en su departamento de Le Parc, en Puerto Madero, supuestamente preparando su exposición luego de volver intempestivamente de un viaje que había planeado con su hija por Europa

¿Cómo y cuándo?

La primera gran disidencia surge de aquí. Las querellas (la madre de Nisman y su ex esposa en representación de sus dos hijas) sostuvieron y lucharon por mantener la hipótesis del asesinato. El procesamiento de Diego Lagomarsino por ser partícipe del homicidio fue luego de que la causa pasara a la justicia federal, lugar que la jueza Sandra Arroyo Salgado prefirió siempre.

La autopsia y el dictamen del Cuerpo Médico Forense sobre lo sucedido entre la noche del 18 de enero de 2015 y la mañana del 19 establecían que no hubo intervención de otras personas en la muerte.

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El peritaje de ese peritaje, el informe de Gendarmería Nacional, va en la línea contraria. A pesar de no haber tenido nunca contacto con el cuerpo y de haber hecho todo a través del análisis de los videos, sostuvieron que tenía golpes y dejaron en claro que había sido un homicidio.

Para el juez Julián Ercolini, el magistrado que se quedó con la causa en federal, una o más personas ingresaron, redujeron a Nisman, lo llevaron al baño y le dispararon en la cabeza con el arma de Lagomarsino. No está claro cuántas personas entraron, por dónde, cómo abordaron al fiscal y tampoco cómo salieron del complejo Le Parc.

¿Por qué?

El otro eje de la cuestión. Para Arroyo Salgado y Sara Garfunkel fue por su trabajo. Ercolini sostuvo en diciembre de 2017 que se trató de un plan criminal para asesinar al fiscal. "Nisman no tenía una personalidad suicida ni tampoco tenía una inclinación a quitarse la vida", afirma en el fallo donde procesó a Lagomarsino por homicidio.

Lo que cuatro años después aún no está resuelto es quién pudo ingresar de manera tan sigilosa al edificio, matar al fiscal, salir sin que nadie viera absolutamente nada y dejar el departamento cerrado desde adentro. Tampoco está claro de dónde salió esa misión: si esto fue efectivamente un asesinato, ¿quién pagó u ordenó realizarlo?

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Del otro lado, la defensa del empleado informático sostiene (desde siempre) que se trató de un suicidio. Se basan en esa primera parte de la investigación, cuando todavía estaba en la justicia nacional y la llevaba adelante la fiscal Viviana Fein. A pesar de las críticas que recibió, una de las medidas que solicitó todavía se está llevando a cabo.

El mega entrecruzamiento de las llamadas y contactos telefónicos de varios agentes de inteligencia, ex funcionarios y miembros de fuerzas de seguridad, mantenidos durante los días anteriores y posteriores a la muerte del fiscal lleva ya varios meses. No se sabe cuándo se terminará con eso.


La muerte de Nisman está cruzada por la política, los servicios de inteligencia y los diversos sectores políticos que utilizaron el expediente como plataforma de campaña. Lo mismo pasó y pasa con la investigación por el atentado a la AMIA, causa que tuvo a su cargo el fiscal y que tuvo poquísimos -casi nulos- avances durante su gestión. ¿Llegarán ambas causas a juicio alguna vez?