De todos los planes sociales que existen, la Asignación Universal por Hijo es el menos criticado. Fue Elisa Carrió quien ideó aquel proyecto que, luego de salir del Congreso, se convertiría en una de las banderas más altas del kirchnerismo (que por supuesto, también lo votó). El Gobierno de Mauricio Macri, abocado a reducir el gasto público y el déficit fiscal, no sólo no lo tocó, sino que lo amplió de la mano de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.

Pese a que el proyecto salió desde un miembro del actual oficialismo (en ese momento Cambiemos no existía y Carrió pertenecia a la Coalición Cívica) fue el kirchnerismo quien lo esgrimió como un resultado de sus políticas públicas  y su proyecto inclusivo. 

La pensión más grande del Estado -que actúa directamente sobre los niños y niñas- también tiene algunos detractores, sobre todo en aquel sector que cree que hay que recortar todo, pero incluso en aquella parte de la sociedad que cataloga a todo plan social como un "desaliento” para el trabajo.  Actualmente, el valor de las AUH es de $1493 por hijo en promedio y aumenta significativamente en caso de discapacidad -por encima de los $4000-.

En el diario La Nación, Eduardo Fidanza esgrimió una investigación titulada "Análisis y propuestas de mejoras para ampliar la Asignación Universal por Hijo". De aquel investigación surgen cinco conclusiones.

"1) La AUH posee un impacto social significativo, pero no es determinante para eliminar la pobreza, la indigencia ni la desigualdad; 2) la prestación logra una mejora considerable en la tasa de asistencia de los varones a la escuela secundaria, pero no de las mujeres, aunque refuerza la trayectoria educativa de las jóvenes que ya cursan ese ciclo; 3) la AUH no aumenta la frecuencia de consultas médicas, pero favorece la obtención gratuita de medicamentos; 4) las dificultades de acceso a las instituciones y a la información sobre el programa resultan un punto crítico para lograr mayor cobertura, y 5) no existen evidencias concluyentes de que la ayuda desincentive la búsqueda de trabajo” (Desterrando mitos sobre los programas sociales, Eduardo Fidanza, La Nación).

En el prólogo del análisis, Stanley señala la centralidad del programa en aras de favorecer la inclusión de los niños y la necesidad de ampliarlo para que cumpla mejor su finalidad. "Necesario e insuficiente” es como la ministra define hoy al programa de las AUH.