Golpea el peronismo al corazón del Gobierno y obliga a Macri a pagar el costo del veto
Tras una maratónica sesión de más de 14 horas, la oposición logró que se apruebe en la Cámara de Senadores la Ley de Emergencia Tarifaria en los servicios públicos que retrotrae las tarifas a diciembre de 2017, aunque este "triunfo" tiene un sabor amargo, ya que Mauricio Macri había anticipado antes de la votación que la medida será vetada.
Los 37 votos afirmativos, conseguidos por el bloque Argentina Federal, el bloque FPV-PJ y otros bloques opositores, se impusieron, como era de esperarse, ante los 30 votos negativos que cosechó con dificultad el oficialismo.
Y aunque el veto presidencial ya fue redactado y firmado por el mismísimo Macri y será anunciado en las próximas horas, el Gobierno pagará un costo político elevado y parece que deberá ceder ante el reclamo de Miguel Ángel Pichetto de convocar al diálogo a sectores opositores, minoritarios y sociales.
El principal argumento de la oposición radicaba en la falta de diálogo y una alarmante situación social frente a unos aumentos que no cesan y superan a un salario devaluado y depreciado por unas delgadas y oprimidas paritarias.
Por su parte, desde el oficialismo se esgrimieron dos razones para votar en contra de la Ley de Emergencia: primero, el costo fiscal que implicaba frente a unas tarifas desactualizadas que, durante el anterior gobierno, gozaron de irrisorios y desmedidos subsidios y; segundo, con esta medida poco federal se estaría beneficiando injustamente a la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires.
Pese a que este debate fue iniciado desde las entrañas del oficialismo (Elisa Carrió y Alfredo Cornejo fueron los primeros en alzar la voz por los aumentos), desde la Casa Rosada, por su parte, habían impulsado en los últimos días un proyecto paralelo para, en vez de retrotraer en el tiempo las tarifas, disminuir el IVA en las boletas de los servicios.
Sin embargo, esa ley alternativa no prosperó y lo único que logró el Gobierno fue unir a una oposición atomizada y postergar las internas peronistas en pos de combatir contra un enemigo común.
Horas antes de la votación, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, había jugado su última carta acercando los costos exactos de la aprobación de esta ley. Con un informe detallado, el nuevo superministro advirtió que se perderían $115.029,25 millones por retrotraer las tarifas. No funcionó.
La sesión
La sesión, que inició cerca de las 15 horas del miércoles, contó con la diserción de 50 oradores, que tuvieron 10 minutos cada uno, y la exposición final de los líderes de los seis bloques que componen la cámara alta y que contaron con media hora para disertar.
Entre los dicursos más salientes estuvieron los de Cristina Fernández de Kirchner, Miguel Ángel Pichetto y Luis Naidenoff, quienes cerraron la sesión y se tiraron con munición pesada desde ambos lados de la grieta.
CFK comenzó tranquila y destacando los logros de la gestión kirchnerista, pero fue subiendo el tono con el correr de los minutos y, luego de echarle en cara a Gabriela Michetti un tweet suyo de 2015 por las tarifas, concluyó acusando de mentirosos a los dirigentes de Cambiemos y a los medios de otorgarle un blindaje mediático.
Inmediatamente después de la expresidente, un Pichetto nervioso e irascible le pasó todas las facturas juntas al Gobierno: primero disparó contra Jaime Durán Barba, a quien dilapidó por "despreciar la política, las instituciones y al Congreso"; prosiguió defendiendo a Emilio Monzó, a quien consideró desplazado y menospreciado por Cambiemos.
Luego, continuó apuntando contra todo el equipo económico, a quienes culpó por la pérdida de millones de dólares durante la última devaluación y tildó de inoperantes por no poder controlar una corrida cambiaria y; finalmente, liquidó su arsenal contra el Presidente por vetar una ley, lo que consideró un fracaso de la política.
Por su parte, Naidenoff se encargó de devolver todos los golpes de sus disertantes predecesores: mientras a Fernández de Kirchner la corrió con la demagogia populista y con no poder justificar con argumentos sólidos su voto, el mayor golpe lo recibió Pichetto. Al senador por Río Negro lo acusó de darse vuelta en medio de la gestión y haber simulado "dialoguismo" durante la primera etapa solo por intereses electorales.