Los avances para encontrar la vacuna que termine con la pandemia del coronavirus no se detienen. Sin embargo, faltaba un organismo que pudiera analizar las posibles vacunas hasta que apareció en escena la Red Mundial de Laboratorios. 

La red estará integrada por científicos y fabricantes de medicamentos, quienes tendrán en sus manos la importante tarea de comparar las vacunas. De esta manera, se busca seleccionar más rápidamente a las candidatas más eficaces.

La red centralizada es la primera de este tipo que se origina para dar respuesta a la lucha contra el COVID-19.

El creador de la red fue la Coalición de Innovaciones en Preparación ante Epidemias (CEPI). Esta es una asociación noruega sin ánimo de lucro, en la cual participan organizaciones públicas, privadas, filantrópicas y de la sociedad civil.

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CEPI fue lanzada en Davos en 2017 para desarrollar vacunas. "Nuestra misión es acelerar el desarrollo de vacunas contra enfermedades infecciosas emergentes y permitir el acceso equitativo a estas vacunas para las personas durante los brotes", explica la organización desde su página web.

Múltiples vacunas, un solo objetivo

También la red buscará minimizar el riesgo de variación en los resultados de las vacunas. Este objetivo surge porque cada farmacéutica usa distintos protocolos y reactivos, lo cual dificulta comparar a las candidatas. Lo positivo de la existencia de la red es que representará un solo enfoque dado que es un laboratorio centralizado, y eso permitirá hacer comparaciones más precisas.

En principio, el organismo incluirá a seis laboratorios de seis países: Bangladés, Canadá, India, Italia, Países Bajos, y Reino Unido.

El organismo evaluará las vacunas que están en las primeras etapas de las pruebas y los ensayos en humanos en la primera y segunda fase. Aunque intentará ampliar su capacidad a los datos de los ensayos de la última etapa (fase III) en los próximos meses. También en el futuro, la CEPI evaluará, de forma gratuita, las vacunas de distintos laboratorios en base a un protocolo común.

Alrededor del mundo se trabaja a contrarreloj en vacunas contra el COVID-19, las cuales están en distintas fases. Hay más de 320 candidatas en desarrollo, las cuales presentan un problema: muchas diferencias en la recopilación de datos y los métodos de evaluación.

En el caso de Rusia y China ya aprobaron dos vacunas sin hacerse los testeos de eficacia completos. De hecho, la vacuna rusa Sputnik V es la primera registrada a nivel mundial y fue exportada a Venezuela.

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En Argentina, el Hospital Militar Central ya aplicó la primera dosis de la vacuna en fase tres de experimentación de las farmacéuticas Pfizer y Biontech. Los 4.500 voluntarios tuvieron buena tolerancia y el mes pasado iniciaron una segunda dosis.

Asimismo, esta semana, el embajador de Estados Unidos en Argentina, Edward Prado se reunió con el Canciller Felipe Solá. En el encuentro, Padro se mostró abierto a que se aceleren los trámites legales que permitan ingresar la vacuna de Pfizer que se desarrolla en Estados Unidos al país.