A 20 años de Cromañón: de "esa noche sentí la muerte" a "un Estado presente de la peor manera"
"Pasky" Pascual, uno de los sobrevivientes del incendio en el que murieron 194 personas, destaca la "solidaridad" de las víctimas, mientras que José Iglesias, padre de uno de los fallecidos, asegura que "nunca hubo nada que se obtuviera sin lucha".
A 20 años de la masacre de República Cromañón en el barrio porteño de Balvanera, en la que 194 personas murieron y tras la cual al menos otras 17 se quitaron la vida, sigue vigente el recuerdo por el incendio desatado el 30 de diciembre de 2004 por una candela lanzada desde el público durante un recital de la banda de rock Callejeros. Uno de los sobrevivientes, Gustavo "Pasky" Pascual, reveló que "hubo mucho dolor" pero también "mucha solidaridad", mientras que José Iglesias, padre de Pedro -fallecido esa noche- y abogado querellante en los juicios, cuestionó al Estado que estuvo "presente de la peor manera" y destacó que "nunca hubo nada que se obtuviera sin lucha".
"Yo fui a Cromañón de una forma y salí de otra", resumió "Pasky" en diálogo con El Canciller, y confesó que, aunque en ese momento tenía 31 años, se sentía un "eterno adolescente": "Sentía que era inmortal y que nunca me iba a poder pasar nada. Hasta que esa noche sentí la muerte y vi la muerte en los pibes después en la calle".
Pese a señalar que "hubo mucho dolor, mucha tristeza, mucha angustia, mucha desesperación", el también integrante de la organización "No Nos Cuenten Cromañón" aseguró que "hubo mucha solidaridad" y "mucho querer salvar a gente de parte de la mayoría de los pibes que estaban ahí", a la vez que remarcó: "El 30% de los pibes que fallecieron en Cromañón fue por entrar a rescatar a sus amigos y a gente que no conocía, solo con el hecho de ayudar".
"Uno en el momento no piensa que le puede pasar nada malo, ni entiende, ni entendíamos qué era lo que estaba matando a los pibes, que era ese humo. Uno entraba a ayudar sin medir los riesgos, sin saber lo que estaba pasando", recordó quien en la actualidad permanece en el ambiente del rock nacional dado que trabaja como DJ.
Mientras la herida sigue abierta, este año la memoria llegó con una serie y un documental recientemente estrenados, además de la modificación de la Ley de Reparación Integral a sobrevivientes y familiares de víctimas fatales -por la que la Legislatura porteña le dio carácter vitalicio a la asistencia económica que reciben los afectados y reabrió el padrón de beneficiarios- y la prórroga por cuatro años que el Congreso de la Nación concedió a la norma que ordena la expropiación de Cromañón para transformarlo en un espacio de memoria.
"Nos costó mucho entender por qué pasó Cromañón y seguimos sin entender cómo se dejó que pasara, por qué las autoridades dejaron que Cromañón estuviera abierto", lamentó "Pasky", quien también puntualizó que "en la mayoría de los recitales de rock había bengalas".
Sobre la cadena de responsabilidades que desembocaron en la muerte de más de 200 personas y la destitución del entonces jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, en 2006, consideró que "Callejeros es inocente" y que sus integrantes, Patricio Santos Fontanet, Elio Delgado, Maximiliano Djerfy, Eduardo Vázquez, Christian Torrejón y Juan Alberto Carbone, quienes primero fueron absueltos y luego condenados, "no tendrían que haber estado presos". Al respecto, precisó que "no eran inspectores, ni bomberos, ni policías, lo único que sabían hacer era subirse a un escenario y tocar sus instrumentos y cantar".
En este sentido, señaló que el grupo que se presentó el 28, 29 y 30 de diciembre de 2004 en el boliche ubicado en Bartolomé Mitre al 3000 lo hizo como "todas las bandas que durante ese año tocaron en Cromañón" y subrayó: "Nosotros fuimos a un lugar que supuestamente debería haber estado habilitado y nos íbamos enterando de todas las irregularidades que había". Asimismo, afirmó que la postura sobre la banda "es algo que siempre va a quedar dividiendo las aguas", pero aclaró que "hoy en día no es el tema de debate entre familiares y sobrevivientes".
En sintonía, Iglesias recordó a este medio que "hubo un montón de juicios" y que "hubo cárcel para un montón de personas", incluidos los miembros de Callejeros, quienes "la cumplieron y salieron". El único que continúa en prisión es Vázquez, condenado a cadena perpetua por el femicidio de su pareja, Wanda Taddei, en 2010.
"¿Qué sentido tiene hoy discutir yo con un sobreviviente sobre si la banda es responsable o no?", reflexionó y aseguró: "Yo quiero abrazar a un sobreviviente, aunque le encante la banda, él pasó un montón de cosas terribles, porque mi dolor es otro, yo no tenía el dolor de sobrevivir. Yo no estuve ahí adentro, pero sé lo que le pasó al que estuvo ahí adentro, que además ni bien salió, salió echándose la culpa por haber sobrevivido, y que durante todos estos años, los 20, nadie le dio bola".
En cuanto a los cuatro juicios orales, en los que se condenó a 21 de las 26 personas juzgadas; la modificación de la ley de reparación y la prórroga de la norma para expropiar Cromañón, el abogado destacó que todo lo conseguido en estas dos décadas fue producto "de lo que se le arrancaba al Estado", sobre el que denunció que estuvo "chicaneando" y "poniendo obstáculos".
"Nosotros obtuvimos un resultado que no es común en la Argentina", remarcó el papá de Pedro y letrado, antes de señalar que está "en paz" aunque no "conforme", ya que precisó: "Desde el punto de vista individual, una porquería lo que se obtuvo, pero desde el punto de vista social y lo que nos tiene acostumbrados nuestro sistema, la verdad que nosotros tuvimos un resultado, porque tuvimos juicios y condena".
En ellos fueron condenados por recibir coimas tres integrantes de la Superintendencia de Bomberos de la Policía Federal (Alberto Corbellini, Marcelo Nodar y Marcelo Esmok) y los empresarios Rubén Fuertes y Luis Perucca. También se fijaron distintas penas por incendio culposo seguido de muerte y cohecho para el administrador de Cromañón, Omar Chabán (10 años y nueve meses); el manager de Callejeros, Diego Argañaraz (cinco años); Santos Fontanet (siete años); Vázquez (seis años) y para los restantes miembros de la banda, cinco años.
En tanto, fueron sentenciados por los mismos delitos el escenógrafo del grupo, Daniel Cardell, y el coordinador general del boliche, Raúl Villarreal, a tres años de cárcel; y el subcomisario Carlos Díaz, a ocho años de prisión e inhabilitación especial. Además fueron condenados, por omisión de deberes de funcionario público en concurso ideal con incendio culposo seguido de muerte, la exsubsecretaria de Control Comunal Fabiana Fiszbin y el exdirector general de Fiscalización y Control Gustavo Torres, a cuatro años; y la exdirectora general adjunta de la misma dirección Ana María Fernández, a tres años y seis meses.
Por su parte, el dueño de la propiedad en la que funcionaba Cromañón, Rafael Levy, recibió una pena de cuatro años y medio de cárcel por el delito de incendio culposo calificado; mientras que el exinspector del gobierno porteño que había habilitado el local en 1997, Roberto Calderini, fue condenado por haber cobrado coimas para habilitar el boliche, pero nunca fue a prisión.