Se aferra Sampaoli a la millonaria cláusula de su contrato y sueña seguir hasta la Copa América
Sigue. Al menos por ahora. El sueño de Jorge Sampaoli de dirigir a la Selección Argentina sigue en pie. Gracias a una cláusula de rescisión millonaria que le impide a la AFA romper el contrato unilateralmente, pero en pie al fin.
Luego de un bochornoso papel en el Mundial de Rusia 2018, en el que confundió los caminos, se divorció de los jugadores, prescindió de su cuerpo técnico y para el que diagramó mal la lista de convocados, el entrenador oriundo de Casilda todavía sueña con llegar a la Copa América 2019 en Brasil.
Pero la idea de Claudio Chiqui Tapia y Daniel Angelici es otra. Para la dirigencia de la Asociación del Fútbol Argentino el único futuro de Sampaoli está lejos del seleccionado. Incluso, los apellidos de sus potenciales sucesores ya recorren programas deportivos y redes sociales.
Sin embargo, por ahora se encuentran presos de su irresponsabilidad. Esa falta de coherencia administrativa que evidenciarion allá por abril de 2017 al despedir a Edgardo Bauza, abonar la cláusula que Sampaoli tenía con el Sevilla y, como si fuera poco, firmarle un contrato millonario que sería imposible pagar, ahora les pasa factura. Una costosa factura.
Ahora, sin la posibilidad de echarlo, Tapia y Angelici montaron un operativo desgaste que incluyó desde operaciones mediáticas revelando todos los detalles de su contrato, pasando por la difusión de los gastos que efectuó durante sus giras por Europa, hasta la desvinculación de su cuerpo técnico, poniendo en evidencia la soledad del entrenador.
En la reunión que se llevó a cabo durante la tarde del lunes en el predio de la AFA en Ezeiza, Sampaoli incluso les ofreció a los dirigentes una carpeta que incluía el proyecto para comandar la Selección Argentina hasta la próxima Copa América.
En ese proyecto, según dejaron trascender, estaban detallados los jugadores que integrarían la imperiosa renovación del seleccionado, los nuevos integrantes del cuerpo técnico, los plazos y las ideas de juego que quiere imponer, pero que, durante el año que condujo al equipo, nunca le pudo imprimir.