De menor a mayor, el auspicioso debut mundialista de Maxi Meza
El mediocampista de Independiente arrancó impreciso, pero terminó siendo de lo mejor en una Argentina que dejó muchas dudas en su debut mundialista.
Muchas de las miradas estaban puestas en él. Tras la citación definitiva a la Selección Argentina y su presencia en el equipo titular en las últimas prácticas, todos esperaban con ansias el debut mundialista de Maximiliano Meza.
La expectativa se generó a partir de varias situaciones: Meza terminó ganándole la pulseada a Ricardo Centurión, de gran actualidad en Racing. Y hasta último momento, desde algunos medios se buscó poner un manto de dudas acerca de las razones de su titularidad.
Nervioso e impreciso, los primeros minutos del mediocampista no fueron buenos. Sin embargo, en el segundo tiempo se vio su mejor cara.
Lo cierto es que los primeros minutos no fueron auspiciosos para el correntino volante de Independiente. Algo impreciso, quizás nervioso, entregó varias pelotas de mala manera y falló en pases que eran, en apariencia, sencillos. Estacionado sobre la derecha, tampoco pudo lograr desnivelar sobre su banda.
Sin embargo, en el segundo tiempo comenzó a verse su mejor cara, aquella por la que Jorge Sampaoli se terminó convenciendo y la que entusiasmó al propio Lionel Messi en la previa.
Meza mostró una imagen que no es ajena a su caracterísitca de jugador de buen pie: el sacrificio. Fue una rueda de auxilio para Javier Mascherano en la recuperación y un descanso para Messi en un contexto de un equipo que buscaba perforar a Islandia sin muchas ideas.
A los 19 minutos protagonizó su intervención más importante. Picó al centro del área, buscando una buena asistencia de Messi. Recibió el empujón de Hörður Magnússon y generó el penal que minutos más tarde el arquero Hannes Halldórson le tapó al propio Messi.
A falta de pocos minutos, terminó siendo reemplazado por Gonzalo Higuaín en esa búsqueda desorganizada de los últimos minutos de la Argentina.
Pero si algo dejó claro Meza en este debut mundialista es que aquella buena imagen que había mostrado en la vergonzante derrota amistosa 1-6 ante España, no era casualidad. Suficiente, en un contexto preocupante, para ser una fija de cara al partido ante Croacia.