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Alemania ni siquiera consiguió superar la fase de grupos. En sus tres partidos, perdió con México en un partidazo, consiguió un triunfo agónico frente a Suecia y sufrió su peor derrota contra Corea del Sur. El último campeón del Mundo continuó así con la tradición de ganar la Copa e irse en primera ronda (le sucedió a Italia, a España y a Alemania).

España, por su parte, llegó al Mundial como la principal candidata a ganar el título. Sin embargo, el cambio de DT en los días previos al comienzo de la Copa los golpeó de lleno. En sus presentaciones, nunca logró ser el equipo vertical y dinámico que había demostrado ser bajo las órdenes de Lopetegui. Todos los partidos se le hicieron cuesta arriba pero logró clasificar a la segunda fase. De todos modos, en los octavos de final, Rusia, que auspicia de local, le dio el golpe del knockout: lo eliminó por penales. La floja actuación de David de Gea ayudó al retiro tempranero de su Selección.

La eliminación de Argentina fue la más pronosticada. Luego de una fase de grupos complicada y una clasificación agónica, a la Selección de Sampaoli le tocó cruzarse con Francia, mucho más veloz y con mayor dinámica en la ofensiva que la albiceleste. Las casas de apuesta daban ganadores a los europeos y no se equivocaron: el resultado fue 4-3 pero la diferencia en el juego fue mucho más abultada.

De esta manera, ningún conjunto con dos o más mundiales en su haber sigue peleando por el título. El último en caer fue Brasil, que no logró revertir en el segundo tiempo el par de goles que consiguió Bélgica en la primera mitad. La Selección de Tite, que se encaminaba a ganar la Copa luego de que las principales potencias hayan sufrido sus respectivos batacazos, terminó el Mundial jugando mejor que su rival y cerca de conseguir el empate, pero recién tendrá revancha en Qatar 2022.