La batalla por el cariño de los gamers: Xbox y Nintendo vs PlayStation
La presión por lograr el "cross-play” entre todas las plataformas es cada vez mayor pero Sony no parece dar el brazo a torcer.
Sony se está portando mal. No hay vuelta que darle. La empresa que al comienzo de esta generación le ganó la pulseada a Microsoft siendo la "consola de la gente" (poder prestar juegos, no tener que estar siempre online, menor precio, etc.) ahora está pecando de arrogante y se nota. Lamentablemente, PlayStation ha abandonado el discurso que le permitió a PS4 llegar a más de 80 millones de consolas vendidas para parecerse más a ese inicio de PS3 donde te decían que ibas a necesitar dos trabajos para comprarla (qué agradables sujetos). Varios de sus CEO's han dado declaraciones poco felices ante las reiteradas preguntas de la prensa sobre un tópico que cada vez comienza a ejercer más presión.
Es que hay un aspecto que las consolas nunca parecieron dominar del todo pero que ahora cada vez parece más realizable. Este santo grial se trata de poder jugar online a un mismo juego pero entre distintas plataformas; es que dos amigos puedan jugar, por ejemplo, Destiny 2 juntos aunque uno esté en Xbox One y otro en PS4.
En el último tiempo estuvimos viendo varios intentos de llevar adelante esta idea, sobre todo entre algunas consolas y la PC (Rocket League, Final Fantasy 14, entre otros). Sin embargo quien no parece querer hacer las paces o ser el bueno de la película, es PlayStation. Porque con la PC está todo bien para hacer "cross-play”, pero con otras consolas de repente no se puede y aparecen las excusas baratas. En estas semanas la gota que rebalsó el vaso fue, ni más ni menos, con el juego más popular del mundo: Fortnite.
Resulta que el battle royale de Epic salió en la Nintendo Switch, pero cuando querías sincronizar tu cuenta en esa consola, no podías hacerlo si ya la habías activado en PS4. Lo mismo sucede si querés usar esa cuenta en Xbox One donde, por supuesto, no podés jugar en una misma partida con personas que estén en la consola de Sony. Este es un aspecto que no sucede entre ella, PC e incluso dispositivos móviles, donde jugadores sí pueden competir juntos, agregarse a la lista de amigos e interactuar de otras formas. En un juego gratis como Fortnite donde todo el dinero gastado es en cosméticos y donde cada cuenta va acumulando estos items estéticos, esto es un problema en particular. Si por capricho de una empresa, no puedo tener acceso a aquello por lo que ya pagué y que sí puedo usar en mi iPhone o PC, es obvio que la gente va a poner el grito en el cielo.
En la pasada E3 fue uno de los temas principales de conversación. Es algo que el público cada vez pide más, ya que a nivel técnico las condiciones están todas dadas. Ya todos sabemos que es posible y, de hecho, hace un tiempo los desarrolladores mismos de Fortnite activaron el cross-play entre Xbox One y PS4 por "accidente". Las excusas se agotan y es evidente que todo tiene que ver con una actitud de Sony de no dar ventaja a la competencia. Ellos son la compañía líder del mercado y no quieren que Xbox One recupere terreno.
Las excusas se agotan y es evidente que tiene que ver con una actitud de Sony de no dar ventajas: son la compañía líder del mercado y no quieren que Xbox One recupere terreno.
Es que habilitar cross-play entre plataformas puede limitar los argumentos de venta para tal o cual consola. Esto tiene que ver con que, quizás, ciertas personas deciden qué plataforma comprar de acuerdo a cuál de ellas tienen sus amigos o amigas. PS4 va ganando esta generación a base de errores de Xbox One en el principio y de buenas exclusividades. Pero cuando vengan las próximas consolas eso podría cambiar rápidamente. Nadie sabe qué podría pasar si Sony empieza a perder el cariño de la gente y empieza a cada vez acumular peor prensa. El problema con el "cross-play” parece ser menor a simple vista, pero quizás comienza a sumar a una fuente de mala predisposición que hace que el público se aleje de ella; podría ser un preocupante primer paso hacia el abismo.
A esta alarma que se prende se suma la reciente amistad/flirteo entre Xbox y Nintendo. Gracias a Minecraft (comprado hace un tiempo de manera millonaria por Microsoft) se ha dado una inusual alianza entre estas dos empresas en forma de trailers anunciando cross-play para ese juego, tweets donde le tiran palos por elevación a PlayStation y vaya uno a saber qué más tienen entre manos. Porque, al igual que sucede con Fortnite, podés jugar Minecraft si lo tenés en Xbox con usuarios de Nintendo o también de PC, pero no con aquellos de la consola de Sony. Esto era algo esperable, pero que lo hayan llevado al terreno del marketing y de las redes sociales da a entender que la competencia está oliendo sangre, saben que PlayStation se está metiendo en un berenjenal del que no se sabe si va a poder salir y quieren capitalizar a fondo esta situación.
Recientemente Shawn Layden, CEO de Sony Interactive Entertainment, salió a declarar que "estamos viendo las posibilidades de lograr el cross-play" y que no se trata de un solo juego, que tiene que ver con muchas circunstancias. Honestamente es un palabrerío que no convence a nadie y que simplemente da a entender que la presión la está sintiendo Sony y que si la gente y la prensa siguen poniendo el dedo en la llaga, quizás pueden dar el brazo a torcer.
Hace unas semanas otro de sus CEO había declarado que si bien escuchan a su comunidad, en el caso de Fortnite hay 80 millones de consolas y de jugadores que pueden jugarlo entre sí… básicamente diciendo "la tenemos gigante y el resto nos importa poco y nada; acá tienen gente suficiente como para jugar". Es una actitud muy similar a cuando Don Mattrick (ex jefe de la división de gaming de Microsoft) declaró en la E3 2013 que las personas que no tenían acceso a internet tenían una consola llamada Xbox 360 y que se olvidaran de la Xbox One.
Es una frase hecha, pero sólo el tiempo dirá cuánto esto afectará a Sony o no. La realidad es que por más mocos que se mande PlayStation, sigue teniendo de las mejores exclusividades de la industria. Hasta que Microsoft no mejore en ese aspecto, dudo que este drama del cross-play termine siendo su Waterloo. Pero puede ser el primer síntoma de un cambio de filosofía que se aleja cada vez más de aquello que la puso en la delantera: los jugadores.