Cuando Alberto Fernández fue ungido como precandidato presidencial por Cristina Fernández de Kirchner, lo que significó un corrimiento hacia el centro por parte de la expresidenta, el exjefe de Gabinete afirmó que el nuevo kirchnerismo se adaptaría a los tiempos corrientes y que dejaría atrás prácticas establecidas en el pasado, las que él mismo dijo rechazar. 

Sin embargo, el postulante de Unidad Ciudadana renovó la vieja ofensiva del espacio contra Clarín, al refutar un encabezado que el diario expuso en su tapa. Luego del anuncio de la fórmula oficialista, el matutino tituló: "Macri sorprendió con Pichetto de vice y hubo apoyo de los mercados".

Fernández respondió de manera taxativa. "Muchas veces la euforia de los mercados es la tristeza de los pueblos, porque los mercados celebran cobrar una tasa del 18% pero el pueblo padece ese pago sin trabajo y con ajuste. Hay alternativa a este presente oprobioso y debemos construirla entre todos y todas", lanzó. Antes, en declaraciones a Radio 10, recordó que cuando Cristina comunicó la fórmula opositora también bajaron el dólar y el riesgo país. 

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Luego de haber sido entronizado por la senadora, había advertido que algunos jueces federales, como Claudio Bonadio, Julián Ercolini y Martín Irurzun, "deberán dar explicaciones sobre las barrabasadas que escribieron", en alusión a las causas de corrupción que acechan a distintos exfuncionarios K.

Quien reavivó otra polémica vinculada al gobierno kirchnerista fue Carlos Rosenkrantz, que en las XXV jornadas científicas de la Federación Argentina de la Magistratura se refirió a los dichos efectuados por el intelectual Mempo Giardinelli semanas atrás, en torno a formular una nueva Constitución si Cristina logra regresar al poder. 

"El punto central es la eliminación del Poder Judicial para que haya en su lugar un sistema de justicia o un servicio de justicia", afirmó.

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Ante la atenta mirada de Germán Garavano y Diego Santilli, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, que desde que arribó a la máxima silla del tribunal supremo falló siempre en favor de los intereses del Gobierno, esgrimió duras críticas hacia esa propuesta: "Estas propuestas sin duda son inconstitucionales y anti-republicanas. Pero también son profundamente irrazonables".  

Rosenkrantz, que días atrás aseguró que existe una crisis de confianza de la ciudadanía para con la Justicia y le reclamó a los jueces que no fallen según intereses personales o ideológicos, en su disertación llamó a los magistrados a alejarse "todo lo posible de la errada concepción de que jueces son políticos con toga".