La candidatura presidencial de Roberto Lavagna ha sido víctima de la extrema polarización que construyeron el Gobierno nacional y el Frente de Todos. Así lo consignan las encuestas. Semana tras semana, la intención de voto de Consenso Federal pierde fuerza y los dos principales espacios políticos buscan rasgar esos sufragios indecisos para convertirlos en activos propios.

La avenida del medio, que meses atrás buscaba aglutinar personalidades de centro para pegar el zarpazo y saltar la grieta, ha quedado reducida a las figuras del exministro de Economía y el salteño Juan Manuel Urtubey.

Aquel proyecto iniciático de fines de 2018 que contaba con Sergio Massa, Pichetto y Juan Schiaretti naufragó rápido: muy atrás quedó el acto en Mar del Plata, en febrero, cuando los tres dirigentes mencionados lanzaron de manera formal el espacio Alternativa Federal. 

El oficialismo y el principal frente opositor, irreconciliables en la mayoría de los aspectos de la vida política, comprendieron que el primer objetivo para acercarse al triunfo electoral era dinamitar un espacio céntrico que no poseía ningún líder, pero tenía potencialidades para abarcar más del 30% de los votos, que no querían ni la continuidad del gobierno actual ni el retorno de su predecesor. Así, les birlaron a Massa y Pichetto. Schiaretti jugó de manera solitaria y clausuró su provincia. 

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Las encuestas de opinión pública, en la última semana previa a las PASO, pronostican que las dos principales fuerzas agruparán más del 80% de los votos. Es un escenario político que desde 1999 no plasmaba un fenomeno similar, cuando Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde se repartieron en los comicios generales más del 86% de los sufragios. La fórmula de Consenso Federal no alcanzaría los dos dígitos.

En este marco, en la última semana desde los dos flancos volvieron a salir a la caza de un porcentaje de votos que puede ser definitivo de cara al balotaje.

El periodista Horacio Verbitsky, en una editorial, aseguró que Lavagna bajará su postulación luego de las PASO, y que no lo hizo ahora únicamente por un compromiso que tiene con su hijo, Marco, candidato a diputado nacional. En una entrevista con Jorge Fontevecchia, Felipe Solá catalogó como "un capo" al economista y manifestó su deseo de que integre un eventual gobierno de Alberto Fernández.

Por su parte, el asesor ecuatoriano del PRO, Jaime Durán Barba, se encargó mediante sus columnas dominicales en Perfil de reiterar hasta el hartazgo que no hay lugar para una tercera alternativa con posibilidades de poder.

Pichetto, en modo proselitista, dejó entrever que detrás de la propuesta de Consenso Federal, se esconde un planteo mezquino con el fin de lograr que “un hijo sea diputado nacional". En tanto, días atrás Rogelio Frigerio ambicionó con la chance de confluir "de alguna manera" con Lavagna y Urtubey, quien aseguró haber recibido el ofrecimiento de la Casa Rosada para acompañar a Mauricio Macri en la boleta de Juntos por el Cambio. 

Graciela Camaño, primera candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, graficó la situación que padece su espacio. "Buscan desincentivar a nuestros votantes. Claramente, ellos se han dado cuenta, temprano, por cierto, que había un enorme porcentaje de la población que estaba buscando una alternativa. Se dedicaron a cooptar dirigentes, y tuvieron éxito con dos: uno se fue para un lado, y otro para el otro", analizó en una entrevista a Radio Con Vos.