Todos los ojos sobre Pepín Rodríguez Simón: su amistad con Grabois, la Fundación Pericles, la mesa judicial y su indagatoria
El asesor judicial de Macri, hoy en el Parlasur, fue llamado a indagatoria por la causa que investiga una ‘mesa judicial macrista’ contra el Grupo Indalo.
La Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (DAJUDECO) se llevó una importante sorpresa al encontrar 152 llamadas entre Fabián Rodríguez Simón, conocido como Pepín, y nada menos que el dirigente social Juan Grabois, en el marco de la causa por asociación ilícita que el empresario Fabián de Sousa presentó contra el expresidente Mauricio Macri y su entorno. Si bien podría sonar extraño que el nombre de Grabois figure en una causa contra el círculo íntimo de Macri, lo cierto es que estos dos personajes tienen una amistad íntima, de comidas familiares conjuntas, desde hace ya algunos años.
Sería lógico que a la jueza María Servini le haya llamado la atención encontrar una relación tan fluida entre Rodríguez Simón, a quien le prohibió la salida del país, y Grabois: hasta el sábado en que Cristina Fernández de Kirchner anunció a Alberto Fernández como cabeza de su fórmula, este último era señalado por parte de la prensa como uno de los candidatos fuertes a secundar a la actual vicepresidenta en la boleta del Frente de Todos. Ácido y contestatario, Grabois se encuentra mucho más cerca del Che Guevara (no sólo estéticamente) que de, por ejemplo, Raúl Alfonsín. Pero entonces, ¿quién es Pepín y por qué es cercano al fundador de la CTEP?
Aunque actualmente ocupe una banca en el Parlasur, Simón está ligado al macrismo desde sus inicios. Señalado como ‘cerebro judicial del Pro’, es desde hace tiempo un asesor legal del ingeniero, y a quien se le atribuyen, por ejemplo, los nombramientos de Rosenkrantz y Rosatti como miembros de la Corte Suprema. Del primero, Pepín es amigo personal desde sus épocas de estudiantes de derecho, relación que suscitó algunas polémicas en su momento, sobre todo cuando empezó a circular una foto del magistrado en el casamiento de la hija de Simón. De Rosatti, al margen, Macri no habla bien en su flamante libro: alega que se arrepiente de haberlo nombrado porque “terminó fallando sistemáticamente en contra de las reformas y modernización que impulsamos”.
En 2008, Pepín asumió la jefatura de la Unidad de Control de Espacios Públicos (UCEP), organismo de la primera gestión macrista en la Ciudad acusada de dedicarse a ‘hostigar y apalear indigentes’. Desde ahí pegó el salto a la jefatura de gabinete de la Secretaría de Espacio Público, por aquel entonces a cargo de Juan Pablo Piccardo, quien luego quedaría al frente de SBASE, la empresa estatal que gestiona los subtes de Buenos Aires. Durante su período como segundo de Piccardo es que empezó la relación con Grabois: el líder piquetero comenzaba a embanderarse como defensor de los cartoneros porteños y nacían las cooperativas de cartoneros, que reciben millones y millones de pesos cada año, en concepto de subsidios del gobierno porteño. La relación entre Simón y Grabois mutó de profesional a personal, y terminó en una amistad íntima que se mantiene hasta hoy. Parece que Simón, a contramano de la endogamia de Macri, no tiene ese grado de intimidad ni siquiera con sus compañeros del exclusivo colegio Champagnat. Cuentan, de hecho, que pasaba largas horas en dirección por su rol de adolescente bravo que se iba a las piñas muy a menudo.
Aparentemente, esta amistad no entiende de diferencias ideológicas. El 18 de octubre de 2018, Grabois le dijo al periodista Luis Majul que no pretendía que Simón jugara “en el mismo equipo que él” y que sabía que este “defiende otros intereses”. A principio de ese año, habían tenido un cruce en Twitter cuando Pepín acusó a su amigo de pegarse a Moyano ‘por órdenes del Papa’, y de ser cercano al legislador Gustavo Vera “cuando te constan todas y cada una de sus canalladas y traiciones”.
El prontuario de Pepín es empecinadamente difícil de deglutir para un luchador social como Grabois: el hoy diputado del Parlasur siempre estuvo ligado al Pro y es un hombre de confianza del propio Mauricio Macri, aun cuando esté fuertemente enemistado con otro renombrado operador judicial del expresidente y su delfín en la política de Boca Juniors: Daniel Angelici. Cuando a Pepín se le imputaba que la UCEP funcionara casi como un organismo paramilitar, la capital amaneció un día empapelada con su rostro. El asesor macrista perjura que esto fue obra del Tano. Junto a Mario Quintana, Macri le encargó en su momento mantener a Elisa Carrió, a quien Simón comenzó a acercarse mucho desde 2016, cerca de la coalición gobernante. Fue abogado del grupo Clarín, integró el directorio de YPF durante los años de Cambiemos y organizó la polémica defensa judicial del propio Macri en el escándalo de los Panamá Papers: acusar a su propio padre. Respira cerca de algunos de los dirigentes Pro más fanáticos, como José Torello, con quien regenteó la Fundación Pericles. Este extraño búnker en San Telmo, más equipado para boliche que para oficina, funcionó intensamente durante los años en que la presidencia amarilla era una quimera.
El destacado Pericles pobló los titulares de los medios locales durante el macrismo, pero no por la institución que comanda Pepín: en 2017, Cristina Kirchner visitó Atenas y recibió, de parte del presidente del parlamento griego, una imagen de este célebre político y orador del siglo V a.C. La vicepresidenta lo señaló como su político griego favorito. Quizá la histórica dirigente peronista y el operador judicial macrista compartan un gusto por la alta cultura. Para los buscadores de coincidencias: a Pericles lo bautizaron ‘el primer ciudadano de Atenas’.
Otro que quizá guste de conversar sobre historia y literatura con Pepín, de quien dicen los que lo conocen que dejó pocos libros por leer, es el premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa. En 2016, Simón fue uno de los convidados en el exclusivo festejo por los 80 años del escritor, en el hotel Villa Magna de Madrid. El autor de ‘La llamada de la tribu’ había convocado a los argentinos, el año anterior en Buenos Aires, a votar por Macri. Acaso haya sido un favor para su amigo porteño, a quien posiblemente visitó en su departamento con paredes cubiertas por bibliotecas.
Esta semana, Pepín fue citado a una indagatoria por la causa que acusa a Macri y a gran parte de su entorno de haber iniciado una suerte de persecución sistemática contra el grupo Indalo, de Fabían de Sousa y Cristóbal López, por la negativa de los empresarios a ‘colaborar’ con el gobierno de entonces. López había declarado que Macri quiso más de una vez forzarlo a cambiar la línea editorial del medio C5N, y que los problemas de su empresa Oil Combustibles con la AFIP fueron solamente un capítulo de esta batalla. Pepín es el señalado, casi por antonomasia, por el supuesto hostigamiento judicial contra López y de Sousa.
Aparentemente, el perfil bajo que durante tanto tiempo mantuvo Simón podría hacer más espectacular los eventuales problemas que pueda llegar a encontrar en la justicia. Peritadas sus comunicaciones de un período de tres años y medio, la DAJUDECO encontró muchas relaciones esperables, algunas quizá incómodas para Pepín, y otras que parecerían insólitas, como la frecuente comunicación con Grabois.