Si Roberto Lavagna aprendió algo de “Sin lugar para los débiles”, el largometraje con el que los hermanos Ethan y Joel Coen se llevaron el Oscar a la mejor película, sabrá que el Sheriff Ed Tom Bell, interpretado por Tommy Lee Jones, no encontró en el retiro la paz que buscaba.

Con 76 años, y sin siquiera haber manifestado la intención, Lavagna suena hoy como el candidato capaz de imantar los votos de los descontentos. Las encuestas le son optimistas: Mauricio Macri cae en picada y Cristina, aunque sube, mantiene un “techo bajo”. Los huérfanos de la política se muestran dispuestos a acompañar al economista en la aventura.

Hace apenas dos meses, el promedio de encuestas mostraba a Cambiemos en un empate técnico con el kirchnerismo, cerca de los 35 puntos porcentuales de votos, y a un tercer candidato -Lavagna o Sergio Massa- sólo promediando el 15%. El escenario parece estar cambiando: ahora, Macri y Cristina ostentan cerca del 30% cada uno -según la encuesta- y Lavagna se acerca a 24%, apenas seis puntos debajo de los primeros.

Hasta ahora, sin embargo, no se sabe si Lavagna va a pegar el salto a la aventura presidencial o abandonará la idea antes del cierre de las listas. Su condición para presentarse es que otros precandidatos se bajen para acompañarlo, evitando internas. Los analistas políticos reconocen que es el que más posibilidades tiene de ganar el balotaje, pero para eso primero tiene que entrar a la segunda vuelta, una chance hoy vedada por las dos fuerzas que dominan la intención de voto del electorado.

En una cumbre de dirigentes peronistas, en San Juan, después de 1.125 kilómetros de viaje, Lavagna remarcó: “Podemos empezar a vivir un momento de paz, orden y justicia social. Hay que erradicar la palabra ajuste”.

Aunque hace algunos movimientos en clave de candidato, Lavagna guarda para sí (si es que ya la tomó) la decisión de intentar ser presidente. En un terreno hostil, contra dos contendientes más jóvenes, el economista se perfila para protagonizar una tercera fuerza que, en principio, deberá ganarle en votos a alguna de las otras dos para entrar en el balotaje.