Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band
Esta semana se organiza como la tapa de un disco. Espejados, iguales aunque no son lo mismo, los nombres propios se superponen, componen un rompecabezas transgeneracional, hecho de lianas y de puentes: Lennon y Perón, Chacho y Ofelia, Francisco y San Francisco. Otra semana que dialogamos con la Historia (y con la histeria). El viernes John Lennon hubiera cumplido 80 años. El rock no dio otra personalidad tan mesiánica como la de Lennon. Un beatle, el beatle, y un solista sutil y salvaje con canciones cuya lírica siempre fue al hueso. Cerró con cierre relámpago una década y abrió otra de metales pesados: comprobó en su fuga fiscal hacia NYC el límite del arte y de la política cuando se cansó del simultáneo manoseo de la nueva izquierda y la persecución macartista de Nixon. Largó todo para tener en 1973 su fin de semana salvaje en la lejana costa oeste, lejos de Yoko, por empezar. Volvió y separó la paja del trigo cuando dijo que no a la música (y las drogas) y sí a la vida. Tuvo su segundo hijo al que le dio todo lo que no le dio al primero: se dedicó años a cuidarlo entre sábanas, bañeras, juguetes, dibujos animados; mientras Yoko se ponía los pantalones para ir a la oficina. Atrapado en un silencio público, entre paseos por el Central Park, un día decidió volver con un disco igualitario y lo mataron de muchos balazos. Mi abuela vivió convencida de que lo mandaron a matar y no lo mató un loco suelto, fan y perro de la calle como Mark David Chapman. Pero, claro, mi abuela creía en los mártires, que toda muerte tiene sentido religioso. Perro grandote del siglo XX, eso fue Lennon.
En 2012, con la salida de Tempest, Bob Dylan habló sobre su viaje a Liverpool, en su recorrida por el lugar de los hechos de la poética de Lennon. Así Dylan comprendía la materialidad de esa lírica: “Strawberry Field se encuentra justo detrás de su casa. No sabía eso. Evidentemente, se crió con su tía en un parque llamado Strawberry Field que no estaba vallado. Si has crecido en Inglaterra, ronda sobre ti toda su historia de ahorcamientos y degollamientos. Quiero decir que, si eres británico, creces sabiendo eso. Nunca tuve muy claro qué quería decir con el verso sobre colgarse, “Nothing to get hung about” (“Nada por lo que me cuelguen”, de Strawberry fields forever). Bueno, los tiempos cambiaban, y creí entender que podría significar ‘preocuparse’; nada por lo que preocuparse. Pero él estaba hablando literalmente al decir "no te preocupes, mamá, no hay nada por lo que me vayan a colgar, no hay nada por lo que puedan colgarme”.
El jueves se recordó el natalicio de Juan Domingo Perón. El argentino que fundó la política moderna.
El jueves se recordó el natalicio de Juan Domingo Perón. El argentino que fundó la política moderna. La insistencia sobre el modo en que este gobierno y este presidente se llevan con el peronismo (más precisamente, con su ortodoxia), demasiado presente en las redes sociales, pareciera suponer un pasado mítico y armonioso en el que fue posible hacer convivir las “tendencias” del peronismo. Las metáforas sobre los perros grandes y los perros chicos son a veces metáforas vidriosas sobre el pasado: odas a algo que quizás ni siquiera pasó. “Alberto no tuiteó sobre Perón”, se concluyó. El presidente toda su vida fue peronista (no pasó por el Frepaso, el Ari, ni fue radical), y fue uno de los mentores del kirchnerismo que revivió al peronismo, no en nombre de sí mismo, sino tocando “una versión del peronismo”, esto es, la actualización doctrinaria de la izquierda peronista después del menemismo. Pero la discusión sobre la esencia encierra una paradoja porque el peronismo siempre es una versión del peronismo. Todas y todos los dirigentes que lideraron y escribieron su propio ismo fueron una versión del peronismo. La neoliberal, la renovadora, la progresista o populista. La historia de las “ortodoxias” valiosas (¿Lúder?, ¿Duhalde?, ¿Scioli?) es una historia sin la suerte de los votos. La combinación entre tradición y novedad, entre estructura de poder y signo de los tiempos, traduce las fórmulas que explican 75 años de vigencia. Líderes peronistas pero parados sobre los límites del peronismo son quienes lo condujeron mejor. Como las estrellas de rock: traductores de la canción de la época, de las voces de fogón de cada una de las generaciones, del fondo barroso de las cosas. Perón, diríamos, también tuvo una versión relativa para cada época. Sólo sobrevive lo que en su verdad lleva mutar. El peronismo no fue un PRI, y por todo lo que no tuvo de PRI es por lo que sobrevivió y por lo que suscita uno de sus combustibles como es cuando los “recién llegados” conviven con los legendarios (cuyo valor fue haber sostenido la identidad en las proscripciones o cuando no estaba “a la moda”) . Combina vino nuevo con odres viejos. El peronismo sin imberbes no respira. Y sin tradicionalistas no ordena. Obreros y recién llegados ponen las patas en la fuente. Un trabajador camionero, una feminista, un recoleto y un recolector de cartones.
Líderes peronistas pero parados sobre los límites del peronismo son quienes lo condujeron mejor.
Y ahora se arrima el 17 de octubre y tendrá una versión oficial e interactiva, ¡zás!, perro grande/perrito chico: de los que cruzaron el río bravo en el siglo XX a los que se aplican y geolocalizan en la plaza virtual en el XXI. El chiste es eficaz y un poquito tramposo. Lo que se vivirá este 17 es un recuerdo. Una memoria. La Historia funciona primero con el acontecimiento, después con el símbolo. Nadie se levanta una mañana para torcer el rumbo de las cosas. Julio Morresi no salió corriendo el 17 de octubre de 1945 de la panadería de Chiclana para ir al “17 de octubre”, Elsa Baldovin no salió de un sótano de la empresa Bunge y Born para ir al “17 de octubre”. Ese día el sindicato, la marea, la corriente, la organización, la urgencia y la paciencia los arrastraron. Todo junto y allá fueron. El 18 se empezó a escribir la Historia.
Otra de las fotos de la semana del siglo fue Chacho Álvarez. Ernesto Tenembaum lo definió como el silencio más largo de la Historia. La trayectoria: peronista juvenil, de la tendencia a la Lealtad a Perón, de renovador a rebelde al menemismo, de Unidos a fundar el Frepaso, ese partido que sobrevive como metáfora de lo que amamos odiar… Chacho no importa si dijo lo que hizo (“importan más 15 minutos de televisión que dos horas de plenario”), pero con esa frase adelantó la actualización tecnológica de la izquierda y su pregunta (¿dónde está el sujeto?) para bien y para mal. Mimado de Mariano Grondona por decir la palabra “República” con dicción de izquierda. El armado de esa Alianza fue su error y decidió pagarlo con el fin de su vida pública. Dijo adiós a la vicepresidencia hace veinte años, un 6 de octubre de 2000, cuando De la Rúa creía que se quedaba con todo el poder para negar una de las pocas cosas que podía cumplir “gratis” de su promesa electoral… ser un poco más honestos. Ese día se ve en Once una columna de militantes del Frepaso al canto de “volveremos al gobierno como en el 73”. Más porteño no se consigue. Más rápido que esa columna había pasado el recorte del 13% que agujereó los bolsillos. Chacho se fue guardando en el refugio de un saber tecnocrático y frío, hasta que el paso de los años le permitió volver a su hábitat del Varela Varelita y el colectivo 12, como un anónimo de un siglo XX que aún no fue del todo contado a los centennials. Dijo adiós en un país donde un político no se retira. Un hombre honorable que pagó precios.
Justicias poéticas. Tercera encíclica del Papa Francisco: Fratelli tutti. Una llamada “encíclica social” de 287 párrafos con 288 citas en 7 capítulos. Francisco vuelve a San Francisco y hace pie en la tradición crítica al liberalismo en un texto que se organiza sobre la parábola del buen samaritano en medio de la pandemia. Cuando se apaga Zizek se enciende Francisco, el Hombre del Siglo. Abrir el “mundo cerrado” hacia la amistad social. Hay detalles de estilo de la escritura de Francisco como el uso de la primera persona, lenguaje coloquial, nombrar a la ciudad de Buenos Aires y citar a Vinicius de Moraes. Literatura del yo papal. Dirigida al mundo católico y a las personas de buena voluntad, define un contorno ideológico de los cristianos donde no se puede estar contra la inmigración, se debe condenar la economía del descarte, se debe estar contra la pena de muerte, y así. En el mundo que bajo la óptica del crecimiento de los evangélicos redefine la relación de política y religión, el Papa salta con un texto categórico que nombra: “neoliberalismo”, “populismo”, “capitalismo”, “inmigración”, “integración”. Arqueología del lenguaje para un tiempo difícil. No sabemos qué perro nos sigue, qué perro nos va a heredar. Dice en el séptimo párrafo que “si alguien cree que sólo se trataba de hacer funcionar mejor lo que ya hacíamos, o que el único mensaje es que debemos mejorar los sistemas y las reglas ya existentes, está negando la realidad”.
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La última es la primera: la joven legisladora del Frente de Todos Ofelia Fernández, a quien la revista Time declaró entre “los 10 líderes de la próxima generación”. La revista señala que es la legisladora más joven de América Latina, que a sus 19 años trabaja desde la casa de su madre, y que en ella se representan los cambios generacionales. Para qué si la noticia ya tuvo su cita con los tanáticos en redes sociales, lo que es un triste clásico. Tuitea Alejandro Galliano: “Hace 5 horas que los que iban a abrirnos al mundo están gritándole con el google translate a la cuenta institucional de una revista”. Ofelia es joven, pero no es el meme del perro chiquito. La frente en alto que el siglo nos mira. Mientras, seguimos escuchando los discos, los de siempre, los nuevos, los que van a venir.