Segundo semestre: el Gobierno discute un plan y rediseña la gestión
El dato es elocuente: la Argentina se encamina a cumplir 101 días de cuarentena, es decir, habrá pasado el 55% de la primera mitad del año en aislamiento obligatorio.
Si bien Alberto Fernández capitalizó la gestión inicial del coronavirus y creció su imagen, el “modo pandemia” se desgastó política y comunicacionalmente, coinciden en el oficialismo.
La foto del Presidente con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof dejó de ser una novedad, y las conferencias cada dos semanas para anunciar nuevas medidas, terminaron generando estrés en la población.
El Gobierno está casi a la entrada del segundo semestre y busca darle otra impronta. El relanzamiento de la gestión coincide, paradójicamente, con un pronóstico que se mantiene en Olivos: “Lo peor no pasó”.
El miércoles el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, reunió a la plana mayor de ministros y secretarios en el Centro Cultural Kirchner. Ahí se habló de cambiar la agenda y la dinámica.
La frase que rebota en despachos oficiales –incluso también de boca del Presidente- es “nuevo contrato social”. Lo curioso es que la primera que registró esas palabras fue Cristina Kirchner, en mayo del año pasado, cuando aún no se habían lanzado las candidaturas presidenciales.
Vuelve a dar vueltas la intención de un pacto entre empresarios, gremialistas, movimientos sociales, y el Gobierno, pero no está claro aún el contenido.
El denominador común de esos sectores es que miran lo que viene como amenazante. No hay datos alentadores:
- La caída de la economía este año sería de 9,5% y la inflación rondaría el 43%, según el pronóstico de analistas consultados por el Banco Central para su último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM).
- La UCA estima que ya se perdieron 900.000 puestos de trabajo, formales e informales.
- Hay 61.000 pequeñas y medianas empresas con riesgo de cierre, según el Observatorio Pyme.
- La pobreza podría llegar al 50%.
Este panorama oscuro se da aún con la ayuda del Estado. Es decir, el Gobierno puso en marcha auxilios para sectores más bajos, como el Ingreso Familiar de Emergencia, y también para empresas, como créditos a tasa del 24% y el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP). Este último implicó que se complementara el salario de 2,2 millones de trabajadores del sector privado en haberes de abril; y lo hará para 1,8 millones, en salarios de mayo.
Todo estuvo enfocado en proteger, artificialmente, el empleo. Y con eso, reconocen, no alcanza para recuperar una economía que ya venía mal.
Hasta ahora, las únicas ideas que hay sobre la mesa es abrir el grifo a la obra pública, los planes de vivienda, y fortalecer la “economía popular”. Cafiero pidió aportes a cada uno de los ministerios, que venían en cámara lenta y con poca dinámica, y Gustavo Béliz da su mirada en asuntos estratégicos. Lo que aún no se sabe es cuál será la participación de Cristina.
Desde el punto de vista político, la intención es intensificar los viajes al interior del país. El Presidente ya estuvo en Santiago del Estero, Tucumán, Misiones, Formosa, La Pampa y Neuquén. El pedido es que también los ministros armen una hoja de ruta por las provincias, y caminen un poco el territorio.
Los gobernadores del peronismo, que se suponían los principales aliados de Fernández, perdieron protagonismo y el objetivo oficial es darle volumen al vínculo.
El Presidente intenta llevar un mensaje esperanzador en sus giras, aunque a veces predica con exagerado optimismo. Como el viernes, en Neuquén, cuando dijo: “Si se resuelve el problema de la deuda, el despegue de la economía argentina va a ser magnífico”. Magnífico.