Ayer fue uno de los mejores días que el presidente Mauricio Macri vivió desde que se sentó en el sillón de Rivadavia. Pasado el mediodía llegó la primera noticia, el directorio del Fondo había aprobado el acuerdo por 50.000 millones de dólares y mañana arribarán, con bombos y platillos, los primeros 15.000 millones. A las pocas horas de sellar el préstamo, el Morgan Stanley Capital Investment (MSCI) ascendió a la Argentina a mercado emergente, anuncio que infló el pecho en la Casa Rosada. Ahora sí, se ilusionan, la lluvia de inversiones golpea la puerta.

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Para el Gobierno volver a ser emergentes, después de perder el status en 2009, tendrá un efecto directo sobre la economía. Las empresas serán más atractivas frente al mercado internacional: subirán sus acciones, eso se traducirá en inversiones y así llegarán el crecimiento y el empleo. La ecuación que el oficialismo augura desde que asumió el Gobierno y nunca llegó. La seguidilla de buenas noticias no parece casual: ¿Sonó algún teléfono en la sede del MSCI en New York -informando que el Fondo había dado el visto bueno- para reforzar la decisión?. Mientras tanto, Cambiemos lo festeja tan eufórico como si fuera un Mundial.

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Frente al nuevo panorama, Macri toma aire. Aunque lo de ayer no marca el final de la crisis, el oficialismo quiere aprovechar el viento de cola para relanzar su gobierno que desde abril viene en caída libre. 2019 se asoma y la Casa Rosada tiene objetivos impostergables: aprobar el presupuesto del año que viene, que está atado al acuerdo con el Fondo, y le traerá un problema con los gobernadores. Las tijeras del ministro Dujovne van a pasar por la obra pública y por los giros a las provincias. En ese terreno se aproxima una contienda que -a su vez- se hila con el segundo objetivo del Ejecutivo, la reelección en pleno proceso de estrangulamiento fiscal, suba de tarifas y el dólar. Un cóctel explosivo que, hasta ahora, no tiene techo y supone inflación fuera de control y salarios a la baja. 

El Presidente siente el apoyo del mundo después de que el mercado lo haya arrastrado y dejado al borde del precipicio. Ahora espera que el sector empresarial le dé ese abrazo que tanto espera y se hace desear. Después de meses oscuros, en la Rosada ven luz al final del túnel. Aunque todavía queda un trecho. Solo queda reeditar el hit oficialista ¿"Lo peor ya pasó”?