Se cierra el cerco sobre el Tucu Rodríguez, el puntero de todos
La causa por el robo a YPF parece ser el punto final para la meteórica carrera del “referente barrial”, un peso pesado de los sótanos del Conurbano. Por qué su ocaso podría salpicar a un funcionario clave del ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
En blanco, el Tucu Gerardo Rodríguez es uno de los líderes del Movimiento Peronista de Buenos Aires (MOPEBO), en Lanús. En boca de los vecinos, es un cuestionado puntero con las peores prácticas de la política. En la Justicia, está sospechado de ser uno de los jefes de la banda que –entre otras cosas- le robaba petróleo a YPF.
Rodríguez tiene su base de operaciones en El Pueblito, un asentamiento precario pegado a Puente Alsina. Su historia en Lanús viene de larga data. Algunos la sitúan incluso antes de los dos mandatos de Darío Díaz Pérez, época en la cual el Tucu se hizo fuerte de verdad.
Fue en ese entonces en el que conoció a su padrino político, Daniel Ledesma, un polémico ex funcionario de Lanús, vinculado al Servicio Penitenciario, que hoy ocupa una dirección en el ministerio de Desarrollo Social de la Nación, a cargo de Daniel Arroyo: es el responsable de la “organización comunitaria”.
Ledesma no era el único monje negro al que tenía llegada el Tucu durante la gestión Díaz Pérez: a su lado se movía bastante cómodo Alfredo Nagode, cuyas tareas como director de vigilancia municipal habrían excedido largamente ese tipo de vigilancia, en una gestión que terminó en un despido con escándalo.
Rodríguez y Ledesma también tienen en común al concejal macrista Alberto Torres, detenido en las últimas horas por orden del juzgado de Juan Pablo Augé y la fiscal de Lomas Cecilia Incardona, en el marco de una causa que investiga un millonario robo a YPF. Las escuchas telefónicas confirmarían el vínculo con el Tucu.
Siempre dispuesto a financiarse en los bordes de la política (y más allá de ellos), Rodríguez trabajó con su estructura para Díaz Pérez, pero también la puso a disposición de distintas otras expresiones, inclusive del macrismo.
Para operar en el submundo, solía exhibir fotografías junto a funcionarios y candidatos de primera línea. No era más que otro “robo”: se hacía retratar “colgado” a ellos durante actos y recorridas a los que moviliza su tropa.
Con un complejo entramado alrededor, que incluiría servicios de inteligencia inorgánicos, barra bravas y delincuentes de distinto calibre, el Tucu soñó hasta con una candidatura propia, pero no tuvo eco.
Ahora, con el avance de la causa YPF, su nombre se empieza a repetir en distintas investigaciones, también en las vinculadas a las escuchas ilegales durante la gestión Cambiemos.
Cerca de Díaz Pérez evitan mencionarlo. Ni en público ni en privado. La histórica relación con Ledesma podría salpicar al ex intendente, pero también a la construcción política del peronismo en Lanús en general, desde Julián Álvarez a Edgardo De Petris, pasando por las organizaciones sociales que sintonizan con el Frente de Todos.