Moyano y Cristina, una relación por conveniencia que gana fuerza cuando aparecen las encuestas
El historial de Moyano lo encuentra abrazado a la familia presidencial. En un pasado que no puede borrar, el sindicalista negocio con padre Franco e hijo Mauricio un sin número de contratos que, de forma simbiótica, ensancharon las arcas de las dos familias. Levantó el globo amarillo más de una vez cuando Macri dirigía la ciudad a fuerza de obra pública. Pero el Sillón de Rivadavia los distanció y ahora el Camionero dispone a su ejército en las calles para reclamar paritarias superiores al 40%.
En un pasado que no puede borrar, el sindicalista negocio con padre Franco e hijo Mauricio un sin número de contratos.
No lo dice, pero el sindicalista esperaba más de una relación que había forjado durante décadas y que agrandó el capital del grupo SOCMA. Moyano asegura ante los micrófonos que la ruptura comenzó cuando el Presidente puso sobre la mesa el proyecto de reforma laboral, un límite intraspasable en la mirada del Camionero. Para Macri, en tanto, el sindicalista estaba acostumbrado a la impunidad y no soportó que el Presidente no lo respalde cuando la justicia quiso abrir los cajones de su gremio.
Lejos del vandorismo que encarnó cuando Cristina estaba golpeada económica y políticamente, Moyano vuelve ahora a aceptar su rol de caciques de las calles y ya no sueña con su nombre en una boleta electoral. "Si no hay otro candidato en el peronismo, tendrá que ser Cristina Kirchner", señaló hace dos días ayer. En el presente, para el presidente de Independiente, toda posición ajena al kirchnerismo es transigente. Critica a sus pares sindicales que apuestan al diálogo y a la oposición que vota leyes del oficialismo.
Moyano: "Si no hay otro candidato en el peronismo, tendrá que ser Cristina Kirchner"
Las encuestas le dicen lo que ya sabe: no hay otro. Si hubiese otro, ya lo hubiese tomado. Cristina tiene un tercio de los votos del electorado como piso y, a menos que consiga ayuda, el techo le queda cerca, aunque se levanta un poco más cuando la economía no responde, el dólar sube y los pesificados sufren.
En su agenda apunta sólo tres cosas: diálogo y construcción con referentes del kirchnerismo, manifestaciones en las calles para criticar al Gobierno, y algunas declaraciones públicas para defenderse de embates judiciales y ratificar que sigue en pie de lucha contra el mandatario que está en contra de los trabajadores. Mientras, los jueces le tiran reveses y el oficialismo lo tilda de desestabilizador y modelo exacto de “la vieja política”.