Por segunda semana consecutiva, el presidente Javier Milei volvió a reunir este martes en la Casa Rosada a su "mesa chica" para articular el trabajo del oficialismo en el Congreso, metodología que comenzó a implementar la semana pasada, después de sufrir una serie de reveses en el ámbito legislativo.

A primera hora de la mañana, y en un encuentro del que no trascendió información, asistieron su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el vocero Manuel Adorni y el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem.

El encuentro se produjo después de que el mandatario convocara el viernes pasado a los jefes de los bloques de diputados dialoguistas Cristian Ritondo (del PRO) y Oscar Zago (del Movimiento de Integración y Desarrollo).

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En aquella ocasión, Milei explicó a los legisladores su decisión de vetar en su totalidad la ley de reforma jubilatoria sancionada recientemente por el Congreso, que, entre otros puntos, aumenta 8,1% los haberes previsionales.

Horas después, el jefe de Estado, quien considera que esa normativa atenta contra su plan económico, firmó el veto de la norma.

El contenido de la reunión de este martes se mantuvo bajo estricta reserva y la intención de Milei sería "sistematizar" estos encuentros para que las principales figuras del oficialismo trabajen de manera más coordinada.

De hecho, la reunión no estuvo en agenda y se llevó a cabo antes de que Milei firmara con el jefe del Gobierno porteño, Jorge Macri, el traspaso de las 31 líneas de colectivos que circulan sólo dentro de la Ciudad de Buenos Aires.

Hace dos semanas, el oficialismo vivió una semana para el olvido a nivel parlamentario. La primera piedra en el zapato fue la aprobación en Diputados de la ley de actualización presupuestaria para universidades públicas nacionales, que incluye una recomposición salarial automática para docentes y no docentes. 

La segunda estocada ocurrió cuando el senador radical Martín Lousteau se quedó con la codiciada presidencia de la comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia. Acto seguido, el miércoles último, la Cámara baja rechazó el decreto 656 de ampliación presupuestaria para ese organismo de inteligencia.

Finalmente, el nuevo sablazo que sufrió el Gobierno fue la sanción en el Senado del proyecto de reforma jubilatoria, que ya tenía el visto bueno de Diputados.