El presidente Mauricio Macri le ordenó ayer a su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que trabaje con su par de la Ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo, para que los dos partidos de la final de la Copa Libertadores entre Boca y River se puedan jugar con público visitante, algo que podría abrir un nuevo foco de tensión con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

En un "gesto" al G20, que se celebrará pocos días después de la final, Macri dijo en Twitter que se trata de "una final histórica" pero también "una oportunidad de demostrar madurez" y "que se puede jugar en paz". "Le pedí a la Ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir", anunció.

El pedido de Macri podría alterar aun más la relación con Rodríguez Larreta, en medio de la discusión por el Presupuesto y los recursos que debe ceder la Ciudad apra lograr el equilibrio fiscal. El alcalde porteño se niega rotundamente a habilitar el ingreso de visitantes a los estadios porque implica realizar operativos con miles de policías en las inmediaciones de los estadios que, inevitablemente, dejarán de custodiar otras zonas de la Ciudad.

El propio ministro Ocampo dijo, minutos después del tuit del presidente, que "no es factible" que esos partidos se jueguen con visitantes. "No están dadas las condiciones", afirmó.

Sin embargo, horas después el presidente aseguró que el partido "va a ser con público visitante" y que esta mañana hubo una reunión de trabajo entre la ministra nacional y el ministro porteño, que mañana comunicarán cómo se organizará el espectáculo. También reveló que habló con Rodríguez Larreta después de su tuit: "Hablé con el jefe de Gobierno, que me llamó, y le dije que es algo excepcional y que lo íbamos a intentar".

Aunque admitió que en partidos como los que se vienen "se requiere una cantidad de policía que desatiende otras cosas que son necesarias cuidar", se trata de "un hecho excepcional". "Esta final nunca más se a a volver a repetir", afirmó, y agregó: "Ahora que se dio la final, tenemos que demostrar que estamos cambiando y que, más allá de la rivalidad, nunca puede pasar al plano de la violencia".

Un rato después, Ocampo salió en radio Mitre con otro tono y confirmó que trabajarán en conjunto con Bullrich para intentar satisfacer el pedido del mandatario. "El presiente nos planteó la importancia de este espectáculo a nivel internacional, que era una vidriera para Argentina", afirmó Ocampo, pero aclaró que los porteños "deben estar protegidos igual que todos los días" y que, en caso de que se juegue con público visitante, será "solo para estos partidos".

La seguridad del encuentro de presidentes de los países desarrollados y emergentes es una gran preocupación del Gobierno. Hubo fuerzas especiales de Rusia, China, Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido y Australia trabajando junto al Ejecutivo en cursos de capacitación, intercambio de datos y viajes. Todo bajo la dirección de la ministra de Seguridad y el equipo de coordinación de Unidad Técnica del G20, que maneja Natalia Zang.

Además el martes, a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia, Macri decretó que el 30 de noviembre sea feriado para facilitar la logística y la seguridad de los líderes mundiales que se reunirán en Costa Salguero en esa fecha y el 1º de diciembre. El feriado apunta a que "se favorezca la ejecución de todas las tareas que resultan necesarias para el desarrollo exitoso de la cumbre", según el texto del DNU.

La decisión de la Conmebol de cambiar las fechas (iban a jugarse los miércoles 7 y 28 de noviembre y pasaron, por ahora, a los sábados 10 y 24) tuvo estrictamente que ver con la cercanía entre los partidos y el evento internacional, ante la posibilidad de que haya serios disturbios por tratarse de un partido inédito en la historia del fútbol.