El timing de la agenda: con inflación incierta, sube la aprobación de Macri en su campaña
Con el timing que caracteriza a un Gobierno que sigue las consignas de Jaime Durán Barba, el asesor siempre preocupado por las encuestas y los focus groups, la aprobación de la gestión de Mauricio Macri, que se había desplomado luego de la sanción de la reforma previsional, volvió a las cifras en las que el Poder Ejecutivo se siente cómodo. El monitoreo de opinión pública que realizó Poliarquía deja ver que Macri anunció su reelección en el momento justo para subirse a la ola de una economía que, con algunas señales preocupantes, muestra por fin algo de amabilidad.
Macri abrió la discusión de la despenalización del aborto justo una semana antes de un 8 de marzo que asomaba tan masivo como fue. Más allá de su postura en el tema, el Presidente tuvo éxito en su objetivo: dar una respuesta anticipada y no actuar en consecuencia de una marcha que no suele jugar de su lado (incluso con el debate sobre la mesa, no hubo más que críticas para el Presidente). En esa línea, su postura también fue importante: dispuso el debate en pos de alzar los valores democráticos, pero se quedó del lado de su votante medio, más alineado a los sectores conservadores.
En noviembre del año 2017, según destacó el relevamiento de Poliarquía que dinfundió Maxi Montenegro, la aprobación a la gestión presidencial se hallaba en 58%. Tres meses más tarde, con el debate violento y la sanción de la reforma previsional y una inflación "todavía kirchnerista”, la misma era 38%. 20 puntos en tres meses: un costo político letal para el Gobierno que siempre tiene un ojo puesto en las encuestadoras. La aprobación del Gobierno se encuentra hoy en 50%, mientras que la desaprobación es 48%.
En la campaña anticipada que lanzó Macri en su entrevista con el periodista Luis Majul, donde afirmó que será candidato si la gente cree que debe seguir, las principales espadas del Gobierno tendrán un rol clave -sobre todo las económicas-. Federico Sturzenegger busca convertirse en el presidente del Banco Central que muestre una inflación acorde -o cercana- a los países de la región (o, al menos, salir del top 10 de países con mayor IPC).
En el presente, Macri ya tiene algunos números que muestra con orgullo. La desocupación bajó a 7,2% en el último trimestre de 2017 (venía de ser 8,3, por lo que bajó un punto en un trimestre, casi un récord). En la misma línea, aunque sea siempre de forma módica, la economía creció los últimos siete trimestres de forma consecutiva. A su vez, el Gobierno también muestra el sobrecumplimiento de las metas fiscales. ¿El problema? oculta el rojo en la cuenta financiera y minimiza la velocidad de la toma de deuda.
Si la economía no le sonríe un poco a Macri, al menos le hace una mueca. Si el Gobierno cumple con la promesa de no subir tarifas a partir de la mitad de este año y continúa en ese rumbo del crecimiento lento pero sostenido, será difícil que una oposición acéfala pueda golpear a los estrategas del timing electoral.