Ya es tarde. Los escenarios que se prevén son todos pesimistas. Mauricio Macri pondrá mañana en marcha una nueva táctica para frenar la corrida al dólar y recuperar la estabilidad perdida. Sin embargo, entre las consultoras del mercado, nadie apuesta a la eficacia de las medidas que vienen ni piensa en una tregua que le devuelva aire. Los mismos que vieron con entusiasmo la llegada de Cambiemos al poder y que incluso preferían un triunfo del Presidente en las PASO ahora afirman que la caída de las reservas del Banco Central y la salida de depósitos en dólares de los bancos será difícil de detener.

Macri llegó hasta el 11 de agosto con un respirador artificial: una economía atada con alambre, el respaldo del Fondo y la tutela de Donald Trump. Después de la catástrofe electoral, parece haberse quedado solo. El Círculo Rojo lo despide antes de tiempo, los factores de poder le muestran su ansiedad y la psicosis empieza a generalizarse. El retorno del default que vuelve como una sombra sobre la Argentina de Cambiemos acelera la dinámica explosiva tantas veces minimizada.

Los intentos desesperados del gobierno para que el Fondo entregue el último desembolso, esta vez, no encuentran eco en Washington. Según los especialistas, los 5400 millones de dólares que Macri precisa como el aire para respirar van a tardar y lo más probable es que lleguen con el nombre del próximo presidente ya definido y como parte de un nuevo acuerdo: después del 27 de octubre. El drama es la distancia que separa al candidato oficialista de la fecha bisagra del calendario electoral y los pedidos de anticipar las elecciones que hacen desde los centros del poder financiero.

Según los especialistas, los 5400 millones de dólares que Macri precisa como el aire para respirar van a tardar y lo más probable es que lleguen con el nombre del próximo presidente ya definido y como parte de un nuevo acuerdo: después del 27 de octubre.

Economistas de distinta trayectoria coinciden en un pronóstico reservado para la crisis interminable que envuelve al ingeniero. Miguel Kiguel, Carlos Melconian, Eduardo Levy Yeyati, Javier Alvaredo y, por supuesto, el equipo íntegro de los que trabajan bajo el ancho paraguas del Frente de Todos. Según el informe especial de la consultora Eco Go, con fecha del viernes 30 de agosto, desde las PASO, la caída de depósitos en dólares llega a casi US$ 4.800 millones (14,7% del stock) y las arcas del Banco Central disminuyeron US$ 10.268 millones. Quedan reservas netas por US$ 14.270 millones para un gobierno que, según Marina Dal Poggetto, cometió una vez más el pecado capital de la deuda en dólares.

Tan importante como esa sangría vertiginosa es la dinámica de fondo de una economía desnuda en su fragilidad, sin controles para los capitales especulativos y sin antídoto contra la salida de dólares, un elemento que también afectará al próximo gobierno. "Incluso en un contexto de fuerte ajuste del tipo de cambio, entre agosto de 2018 y julio de 2019 la demanda bruta de divisas con fines de atesoramiento y turismo ascendió a US$77.649 millones”.

Titulado "Dilema de tres prisioneros, sin cooperación a la vista”, el informe de Eco Go analiza la relación entre los tres actores decisivos de la transición -el Fondo, Macri y Fernández- y dice que "nadie quiere ser culpable de una nueva caída de la Argentina” que derivaría en cifras estratosféricas de riesgo país, dólar, inflación y desempleo, con un derrumbe mayor en los salarios y el consumo. "No lo quiere el FMI que además de haber hundido en Argentina el 63% de su cartera cuenta en su haber con el karma del no desembolso de 2001 y la consecuente caída de la Convertibilidad. Tampoco, Fernández, cuando sólo faltan 105 días para limpiar el 'prontuario' del peronismo de no haber dejado terminar a ningún gobierno no peronista desde la vuelta a la democracia. Y mucho menos Macri, que a esta altura su principal legado sería terminar su mandato”.

Tal vez Caputo no pueda lograr un entendimiento entre las partes, pero al menos pueda negociar un tratamiento más benigno para las causas judiciales que lo aquejan, en el eventual regreso del peronismo al poder. Algo que a Macri le va a costar bastante más.

Que Luis Caputo, uno de los grandes responsables del endeudamiento fulminante, esté de regreso en Casa Rosada habla del círculo vicioso en el que está enredado el gobierno. El trader que pasó por el Central y el Ministerio de Finanzas retornó para ser puente con el equipo de Fernández. Muy tranquilo, estará hoy una vez más en la platea de River para vivir el mismo partido que el ex presidente de Boca mirará por televisión. Tal vez Caputo no pueda lograr un entendimiento entre las partes, pero al menos pueda negociar un tratamiento más benigno para las causas judiciales que lo aquejan, en el eventual regreso del peronismo al poder. Algo que a Macri le va a costar bastante más.

El default cheto, como lo bautizó uno de los políticos que se cansó del elenco que entorna al Presidente, es el peor final para el ensayo ambicioso que nació con la marca del gradualismo. Incapaz de cumplir las promesas que hizo en campaña, Macri termina su mandato acosado por la cesación de pagos, el riesgo de hiperinflación y una legión de heridos que ya ni siquiera distingue clases sociales. Como dice uno de los hombres de negocios que hasta hace poco lo visitaba: "Primero arruinó a la clase media, después a los pobres y, al final, a las empresas”.