Cumbre en Olivos: margina Macri al radicalismo de la mesa chica y lo aleja del poder
Luego de una semana crítica, en la que imperó la desconfianza a raíz de la profundización de la corrida cambiaria, Mauricio Macri cerró filas en la mesa chica y delineó las nuevas medidas para encauzar el rumbo del gobierno durante el cónclave en la Quinta de Olivos. No obstante, tensionó el vínculo con el radicalismo al prescindir de sus principales referentes.
Tras la primera corrida cambiaria y el decreto que vetó la Ley de Emergencia Tarifaria aprobada por el Senado, el Presidente había determinado ampliar la mesa de decisiones al incorporar a Ernesto Sanz, Alfredo Cornejo y Gerardo Morales, lo que también incluyó al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.
Ahora, con nulo márgen de error ante un termómetro social caldeado luego de una nueva devaluación del peso y una inflación que rebasa a los salarios, el jefe de Estado desestimó a los aliados a la hora de decidir las nuevas disposiciones económicas y los cambios en el gabinete, con el objetivo de calmar la volatilidad de los mercados.
Después de que el jefe del bloque Argentina Federal, Miguel Ángel Pichetto, haya entregado un mensaje conciliador al sentenciar que "el peronismo no va a tirar leña al fuego en este momento tan difícil", el malestar envolvió a los dirigentes radicales ante el ninguneo oficialista, que abarcó desde la suspensión de una reunión entre Nicolás Dujovne y los senadores de Cambiemos hasta la marginación de las mencionadas reuniones.
El enojo con las decisiones del Ejecutivo llevó al partido que preside Alfredo Cornejo a pensar en Martín Lousteau para una eventual candidatura en las elecciones presidenciales de 2019, según consignó La Política Online.
El ex ministro de Economía fue el único que logró cuestionar el poderío del oficialismo en la Ciudad de Buenos Aires, al perder por una escasa diferencia en el balotaje de 2015 con Horacio Rodríguez Larreta.
De esta manera, en una época en la que su imágen pierde credibilidad, Macri ejecuta una jugada arriesgada que puede condicionar sus aspiraciones a retener el Sillón de Rivadavia.