Cuatro de los cinco tests electorales no fueron para el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. Es uno de los datos más importantes que comienzan a aflorar el día después de la victoria de Cambiemos. La derrota de Cristina Kirchner (36,25%), senadora electa por Unidad Ciudadana, en manos de Esteban Bullrich (42,18%), senador electo por Cambiemos, consolidó una nueva etapa de la provincia: el peronismo K dejó de ser imbatible y comienza a tomar un color amarillo. La provincia de Buenos Aires, con un botín de más de 15 millones de personas, es un territorio central para ganar poder.

El punto inicial fue en el 2009. Las elecciones transcurrieron en plena pandemia de gripe A (H1N1). Allí el ex presidente Néstor Kirchner se batía a duelo con el empresario devenido en político, Francisco De Narváez, quien venció a los candidatos “testimoniales” del kirchnerismo, en una elección pareja, por apenas 2,3 puntos. A la medianoche, mientras se declaraba ganador, De Narváez estaba acompañado curiosamente por Mauricio Macri y Gabriela Michetti en un salón de Costa Salguero. "Hemos perdido por poco. Pero sepan que vamos en camino a profundizar la gobernabilidad", dijo Néstor en su momento, con un semblante sombrío. La crisis con el campo costó cara.

El primer traspié del kirchnerismo en la Provincia fue en el 2009 en manos de De Narváez

En las presidenciales del 2011, el panorama fue diferente. El candidato Daniel Scioli revalidó su mandato en la provincia, con más de 35 puntos de ventaja sobre la segunda fuerza, Unión por el Desarrollo Social (UDESO), con Ricardo Alfonsín y Francisco De Narváez, como referentes. La dispersión opositora costó cara y la aprovechó el oficialismo de aquél entonces. Cristina arrasó con el 54% de los votos.

Sergio Massa fue la gran figura emergente de la política en el 2013. Lo ratificó en las urnas.  Luego de romper con el gobierno de Cristina Kirchner, el ex alcalde de Tigre logró un triunfo del 43,8 por ciento de los votos y una diferencia de 11,7 puntos sobre la lista kirchnerista, encabezada por el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, que sacó el 32,1. El tercer lugar quedó para Margarita Stolbizer, con el 11,9. La ex presidenta estuvo ausente de la campaña por problemas de salud.

La polarización y el reagrupamiento de -prácticamente- todo el arco opositor conspiró para una victoria como la de Cambiemos en el 2015. No fueron solamente esos factores. También el kirchnerismo ayudó con errores propios. María Eugenia Vidal quebró una hegemonía de 28 años el peronismo en territorio bonaerense y causó un terremoto político. La gobernadora electa llegó al 39.49% y derrotó a Aníbal Fernández con el 35.18%. Parte de lo que sucedió anoche comenzó ahí.