"Gobernar significa establecer prioridades. Y no hay algo más urgente e indispensable que acabar con el hambre". Con esa aseveración, Facundo Manes reapareció y ofreció sus conocimientos de cara a la inminente campaña electoral. Distante del Gobierno nacional -al que apoyó en los comicios de 2015-, retornó a la primera plana en sintonía con el crecimiento del peronismo alternativo en las encuestas. 

El neurocientífico, quien ya había manifestado su voluntad de abolir la grieta en el último tiempo, aprovechó la irrupción en la política de sus amigos Marcelo Tinelli y Matías Lammens y se sumó al conjunto de outsiders que impulsan un cambio de gobierno en Argentina a través del armado del peronismo federal. 

En una columna de opinión que publicó en Clarín -el diario más leído del país-, rememoró dos programas públicos implementados en la década del 2000 en Brasil y Perú que les permitieron a estos países reducir los números de subalimentación y desnutrición crónica. Manes pidió que quien asuma el cargo presidencial en diciembre ejecute, antes de los primeros cien días, un plan de emergencia alimentaria constituído como una política de Estado. 

Si bien explicitó su respaldo a Cambiemos en 2015 y hasta llegó a recibir una propuesta de María Eugenia Vidal para conformar la lista de diputados nacionales en las elecciones legislativas de 2017, se mostró muy crítico del Ejecutivo desde que decidió degradar a Secretaría el ex Ministerio de Salud y la relación nunca volvió a ser como antes.

Siempre alejado de los manejos de la burocracia política, goza de una imagen positiva alta por su trabajo social, lo que motivó a varios sectores para sumarlo a sus filas.

En esta línea, el autor de bestsellers internacionales mantiene contactos con dirigentes del socialismo y del GEN, así como con Roberto Lavagna: según sostuvo días atrás el editorialista Ricardo Kirchsbaum, el exministro de Economía lo quiere como compañero de una eventual fórmula.