En medio de una lluvia de versiones y de declaraciones contradictorias de los propios funcionarios del Gobierno, Marcos Peña continuó hoy con su recorrida por el Círculo Rojo y negó que haya un "derrumbe" de la actividad económica, aunque debió admitir que la situación es "tormentosa" y habrá un segundo semestre con una "economía fría".

En su misión de tranquilizar a los mercados con el mensaje de la Rosada, Marcos diálogo esta vez con Luis Novaresio (ayer lo había hecho con Marcelo Longobardi) y celebró el aumento del 31,9% en la recaudación, al señalar que está "por encima de la inflación interanual", y negó una crisis. "Hablar de un derrumbe cuando hablamos de un crecimiento de 0,5% o 1% para este año parecería un poco raro", se quejó ante una pregunta.

"Hablar de un derrumbe cuando hablamos de un crecimiento de 0,5% o 1% para este año parecería un poco raro".

Admitió, sí, que hay "problemas y desafíos", como el dólar, aunque ratificó la flotación y el valor actual: dijo que el tipo de cambio fijo "daba la tranquilidad de una estabilización ficticia", pero ante un shock externo la economía colapsaba.

En cuanto a las decisiones económicas del Ejecutivo, sostuvo que "no hay una propuesta superadora de otro rumbo" y se resignó ante el poder de los mercados: "La economía es compleja y nos pone restricciones, no somos los que fijamos las reglas".

"Va a ser un segundo semestre de impacto recesivo o de una economía fría".

Aunque consideró que dolarizar la economía o desdoblar el tipo de cambio sería "un disparate", dejó la puerta abierta a aplicar impuestos sobre pasajes y consumos en el exterior, una medida que ayer Dujovne había negado rotundamente ante inversores. "Está sobre la mesa y se analizará", afirmó.

También admitió que, por el impacto de la sequía, el segundo trimestre que acaba de terminar fue "de contracción" y terminó por entregar una de las banderas comunicacionales del Gobierno: "Va a ser un segundo semestre de impacto recesivo o de una economía fría".

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