Blindaje a Triaca: confía Macri en el consejo de una "armonizadora budista"
Los quince días que pasó Triaca en el country de Marayui sirvieron para que el oficialismo rediseñe la estrategia para sostener al malherido funcionario: una de las cuestiones centrales era no flaquear ante los sindicatos y defender a capa y espada el 15% que fijó la Casa Rosada para las paritarias. En perspectiva, defendiendo a Triaca, Macri se protegía a sí mismo.
La historia entre la “armonizadora” y Macri no es nueva ni demasiado conocida. Todo comenzó con un consejo de un amigo y unos de los publicistas del gobierno porteño, Joaquín Molla: el Presidente le comentó sobre la necesidad de mejorar la calidad de vida y desestresarse: una “armonizadora budista” era la solución. De hecho, el propio Macri lo admitió en una entrevista con la experimentada periodista Magdalena Ruiz Guiñazú.
El mandatario lo puso en estas palabras: “Un colaborador me propuso por qué no incorporaba una armonizadora budista que me iba a hacer bien. Y la verdad que me hizo mucho bien, mucho. Me ayudó a conocerme a mí mismo mucho más, me ayudó a liberar energías. La armonización me hizo mucho bien. (...) Una armonizadora budista es una líder budista que te ayuda a reflexionar y después te genera a través de los cuencos tibetanos y de los gongs una capacidad de adentrarte en vos mismo y de conectarte con áreas tuyas de tu cerebro que tal vez no utilizás”, contó.
Si bien no se conoce su nombre, y se suele compararla con Shirley Barahona, una“bruna ecuatoriana” que pasó sin pena ni gloria por el glosario de algunos periodistas, la “armonizadora” es una figura en las sombras que sabe ecualizar las tensiones de Macri.