La corrida cambiaria que sufrió el Gobierno golpeó al corazón de la política económica de Cambiemos. Sacudió sus planes en lo que buscaban solo dar malas noticias con los aumentos en las tarifas y el transporte. Pero el dólar, arrastrado por un contexto internacional inestable, cambió la agenda bruscamente.

Hoy, en una jornada clave por el vencimiento de las Lebacs y la expectativa del oficialismo de una renovación cercano del 75%, el Círculo Rojo reveló sus dudas, cada vez más insistentes en un futuro cercano incierto y un objetivo que parece estar enmarcado en superar el día a día de la economía argentina.

En este escenario, Carlos Pagni, una de las plumas preponderantes para la Casa Rosada, salió con su habitual columna en La Nación a alarmar a otros sectores que podrían desestabilizar la cierta calma que tenía el Gobierno antes de la explosión del dólar y las repercusiones del pedido de rescate del Fondo Monetario Internacional.

En primer lugar, apunta a los principales responsables de la corrida cambiaria, al menos a aquellos que señalan puertas adentro en Blacarce 50. ¿Quién? Federico Sturzenegger, el presidente del Banco Central. "Todo el mundo coincide en que hay un deterioro en su credibilidad desde que se modificaron las metas de inflación y él aceptó seguir ejecutando una política que no se sabe muy bien si era la que él creía”, lanzó.

"Todo el mundo coincide en que hay un deterioro en la credibilidad de Sturzenegger", dijo Pagni

"¿Ese malestar perfora el afecto de Mauricio Macri sobre el presidente del Banco Central?”, se preguntó y colaboró con algunos rumores que indican que una vez superada la peor crisis del Gobierno podría haber cambios en la entidad monetaria.

Sin embargo, Pagni pateó el tablero del análisis económico y alarmó sobre un sector que estaba medianamente con tranquilidad: los sindicatos. Es que la mayoría de los gremios más importantes colaboraron con la intención de Cambiemos de alcanzar un acuerdo en las paritarias en torno al 15%, mientras los privados ya hablan de cifras cercanas al 25%.

¿Cuál es la pregunta del columnista de La Nación? "Ese esquema, ¿garantiza la paz social? ¿los sindicatos están dispuestos a sostenerlo?”, indicó. Ayer, por caso, Hugo Moyano, enemigo número uno del oficialismo, compartió públicamente una carta en la que reclama el 27%. Antonio Caló, por su parte, llevó a los metalúrgicos a un acuerdo del 18,5%. Un timing perfecto.

Allí, entonces, aparece un actor clave para Macri: Jorge Triaca, el ministro de Trabajo, como pieza para intentar calmar los ánimos y pedir algo de "tiempo” a los sindicatos. "¿Será esta la crisis que asusta a la dirigencia política y sindical la que le permite a Macri obtener una transferencia de poder para tomar medidas que antes no tuvo?”, se preguntó Pagni.

En definitiva, el Círculo Rojo está latente con un tema central: la disputa de poder. Aparecen nuevas figuras de reparto en el escenario, aunque todas con el mismo objetivo. El radicalismo, los sindicatos y hasta los mismos funcionarios de la Casa Rosada (algunos, no todos) quieren levantar el perfil y buscar el mejor lugar de cara al 2019.