Después de discutirlo varios días, y en medio de un debate que se inició con el tratamiento del proyecto de aborto legal, el Episcopado anunció este mediodía que aceptará un recorte gradual de los aportes del Estado a la Iglesia, que hoy son unos 130 millones de pesos por año.

La decisión fue tomada en la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, que conduce Oscar Ojea, de la que participaron unos cien obispos en actividad y otros 40 eméritos o retirados. Los curas advirtieron que será necesaria una alternativa de financiamiento, en base a la solidaridad de las comunidades y de los fieles.

En paralelo al anuncio del Episcopado, el papa Francisco había fijado su posición en la homilía de la misa matinal en la residencia de Santa Marta. Allí, dijo que "a la Iglesia la mantienen los fieles" y hasta se permitió cuestionar a los obispos que hacen un culto del dinero. En ese sentido, llamó a evitar que se imponga "una lista de precios para los sacramentos".

Los fondos que el Estado argentina asigna hoy a la Iglesia representan cerca del 7% del total y destinan, mayoritariamente, al pago de asignaciones a los obispados, becas para seminaristas y el sostenimiento de parroquias de frontera. Los obispos indicaron que se asumirá "el espíritu de las primeras comunidades cristianas, que ponían lo suyo en común" para garantizar hacer frente a esos gastos.

Además, informaron que se creará una comisión episcopal para el sostenimiento de la misión evangelizadora de la Iglesia, que "trabajará en la creación de un fondo solidario y la continuidad del diálogo con el Gobierno, consensuando diversas alternativas que facilitarán este reemplazo".