El viernes pasado, la Cámara de Casación bonaerense ratificó las condenas y descartó el agravante de la "alevosía" de los ocho rugbiers involucrados en el asesinato de Fernando Báez Sosa, que ocurrió en enero de 2020 en Villa Gesell. Frente a este panorama, dos de los implicados decidieron cambiar de abogado, en lo que podría significar un giro par la causa

Matías Benicelli, uno de los condenados a cadena perpetua, dejó de ser representado por Hugo Tomei, y será Carlos Attías quien estará a cargo de su defensa frente a la Corte Suprema de Justicia, tras detectar "muchas inconsistencias" en lo actuado hasta acá, debido a lo que consideraría "intereses contrapuestos" por los que bregó su antecesor.

En tanto, Máximo Thomsen seguirá el mismo camino que Benicelli, para quedar bajo el amparo jurídico de Francisco Oneto con la idea de buscar la nulidad o ineficacia de la sentencia, según informó el letrado a Noticias Argentinas. "Prefiero por el momento guardar silencio. Más adelante daré a conocer detalles", agregó a la agencia.

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Oneto es reconocido en el ambiente político, ya que, en 2023, fue candidato a vicegobernador de Buenos Aires por La Libertad Avanza en la lista en la que Carolina Píparo se postulaba como mandataria provincial. Frente a este panorama, crecen las especulaciones acerca de un posible quiebre del llamado "pacto de silencio" que muchos aseguran que tenían los acusados cuando eran representados todos por Tomei. 

En febrero del año pasado, a tres años del homicidio, el Tribunal Oral Criminal de Dolores impuso la pena de prisión perpetua a cinco de los integrantes de la banda Thomsen, Benicelli, Enzo Comelli, Luciano y Ciro Pertossi; mientras que condenó a 15 años de cárcel a Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi.

El 18 de enero de 2020, Fernando fue asesinado por los rugbiers, quienes lo golpearon y patearon a la salida del boliche Le Brique en la localidad balnearia de Villa Gesell, luego de una discusión menor que se produjo en el interior del local bailable.

La víctima estaba tomando un helado con sus amigos, cuando el grupo de los jóvenes oriundos de Zárate los increparon y desataron una golpiza feroz en plena calle, provocando la caída de Fernando al piso, a quien le continuaron pegando, a pesar de que se encontraba inconsciente.

Una vez consumado el hecho, retornaron a su hospedaje, donde se deshicieron de la ropa que contenía manchas de sangre, y se fueron a un local de comida rápida.

Según señalaron las pruebas recabadas y expuestas durante el juicio oral, los culpables se enteraron del fallecimiento de Fernando y aún así continuaron con su vida normalmente en las horas siguientes al hecho. En la mañana inmediatamente después del crimen, todos ellos fueron detenidos por la policía bonaerense.