Continúa la larga marcha de los empresarios arrepentidos a Comodoro Py. Masiva marcha del sector +60 de Cambiemos en contra de CFK. La senadora habilita los allanamientos.

La saga de los cuadernos sigue eclipsando el panorama político de la Argentina. La agenda mediática se debate entre arrepentidos, bolsos y bóvedas, casi sin dejarle espacio a la crisis económica. Mala suerte, no alcanzan los medios para cubrir todo.  En este marco, el oficialismo impulsó una concentración frente al Congreso para exigir el desafuero de la senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner.

La marcha tuvo una adhesión aceptable. Dicho de otro modo, dio para una foto que alcanzó a encuadrar a los manifestantes agolpados contra las rejas del Congreso. Justo lo que buscaba el gobierno: una demostración de fuerza de su minoría envejecida pero intensa. El público de la marcha, que hace 10 años participa de las convocatorias protocambiemitas, no defraudó. Como era esperado, desaforados adultos mayores de la capital porteña dieron el presente: si tirabas un clonazepam al voleo no tocaba el piso.

La figura estelar de la marcha fue el ex humorista devenido en ultra macrista y negacionista Alfredo Casero, quien se acercó a la concentración con Mariana Zuvic (furiosa antikirchnerista) y fue recibido al grito de "queremos flan”. No deja de llamar la atención que ni sus fans, ni siquiera el propio presidente y varios funcionarios de alto rango entendieran la metáfora del Flan Casero. No tenemos destino. En paralelo a la marcha, la ex presidenta hizo su jugada: pidió al Senado que apruebe los allanamientos dispuestos por el juez Bonadio y puso como condición que no haya filmaciones ni fotos que luego puedan derivar en filtraciones a la prensa. No le pidamos peras al olmo. 

El dato de la semana es que, lejos de afectarle, la imagen de CFK está subiendo pese al escándalo de los cuadernos. Como explicó una vez el consultor estrella del gobierno Jaime Durán Barba: la lucha contra la corrupción en sí misma no da votos. Mucho menos si tenemos en cuenta que la sociedad desconfía y sospecha de toda la clase política, incluso de nuestro presidente, ex jerarca de la patria contratista e hijo del patriarca de la obra pública. Sin embargo, como dejan entrever desde el seno del kirchnerismo, el Gloria Gate jode y desgasta. A su vez, el escándalo de las fotocopias de cuadernos le resta posibilidades de un eventual acuerdo entre el peronismo K y el peronismo no K. Quizás este sea el gran objetivo del gobierno detrás del telón con miras a la elección de 2019.

Por el momento, la causa de las fotocopias de los cuadernos parece movilizar solamente a un sector que ya estaba más que convencido de la supuesta corrupción kirchnerista: el núcleo duro de Cambiemos que pasa horas frente al televisor y los portales de internet en busca de las últimas novedades de los arrepentidos.

No obstante, entre la bruma de los cuadernos emerge un dólar que ya toca los $31, una inflación descontrolada, la suba de la pobreza, la caída de la economía, el tarifazo que sigue golpeando día a día y la tercera semana de paro en las universidades nacionales ahogadas presupuestariamente. Mientras tanto el gobierno solo ofrece clonazeflán y circo.