Uruguay busca un tratado de libre comercio con China: ¿Peligra el MERCOSUR?
El Gobierno de Lacalle Pou busca un acuerdo bilateral con Xi Jinping. Argentina, Brasil y Paraguay se niegan.
Recientemente, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, anunció mediante una conferencia de prensa que concluyeron los trabajos para el estudio de factibilidad de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China y que ahora se inicia el camino de negociación del tratado en sí mismo.
Cabe mencionar que durante el anuncio Lacalle Pou recordó que Uruguay pertenece al Mercosur, pero señaló que éste “debe abrirse al mundo y debe establecer todo tipo de acuerdos con distintas naciones”. En ese marco, resaltó que todos los últimos gobiernos uruguayos han intentado firmar tratados de libre comercio con China.
El Canciller dialogó con especialistas, quienes señalan que de avanzar en esa línea se debilitaría el bloque como espacio de generación de negocios común. Además, reflexionaron sobre la posibilidad de disolver el bloque o impartir sanciones hacia Uruguay.
¿Qué dicen los especialistas?
En diálogo con El Canciller, Alejandro Frenkel, docente e investigador de la UNSAM, explica que la normativa del Mercosur impide acuerdos como los que Uruguay pretende firmar con China. Esto, según explaya, se da por dos razones: "Primero, porque vulnera la posibilidad de consolidar la Unión Aduanera, y en última instancia, alcanzar el mercado común, como sostiene el Tratado fundacional del bloque". Frenkel sostiene que actualmente el Mercosur puede ser comprendido como una "unión aduanera imperfecta" y que "un acuerdo de libre comercio como el que quiere Lacalle Pou generaría más perforaciones a la aduana común".
Frenkel plantea que un Tratado de Libre Comercio de esta índole beneficiaría al sector agroexportador uruguayo, pero impondría límites al desarrollo de industrias productivas, como las manufactureras. Para el investigador esto "representa un riesgo para Argentina desde dos dimensiones: en primer lugar, pone en riesgo al Mercosur como acuerdo aduanero, y en segundo representa un riesgo para las economías más industrializadas, porque traería bienes sin impuestos provenientes de China, lo cual genera una competencia desleal con las industrias nacionales de países como Argentina y Brasil".
Mario Guerrero, politólogo y docente de la Universidad Nacional de Cuyo, señala que "China es el principal socio económico del bloque regional, de modo que firmar un Tratado de Libre Comercio con la potencia asiática permitiría reordenar el comercio internacional de los distintos países sudamericanos". A su vez, señala que "es comprensible la postura de Argentina tratando vetar esta iniciativa, porque perjudicaría algunos sectores como el de los juguetes y la industria del plástico, entre otros".
En lo que a los costos de tomar una decisión en el MERCOSUR se refiere, Guerrero expresa que "se requiere la unanimidad de los miembros para la firma de un TLC entre todos los miembros". Adicionalmente, señala que "tampoco sería del todo posible una firma de un tratado comercial entre el Mercosur y China como el que se busca con la Unión Europea, porque existen aún mayores asimetrías comerciales entre las partes".
Guerrero señala que hay un antecedente similar en la Comunidad Andina, cuando en la década del 90 la Unión Europea buscó firmar un Tratado de Libre Comercio con dicho bloque, y no se alcanzó la unanimidad requerida. "En ese caso, lo que se hizo fue flexibilizar la posibilidad de firmar acuerdos comerciales de manera bilateral y posibilitó la búsqueda de acuerdos segmentados por países con la UE", aclaró. "En este momento, Uruguay no se encuentra en condiciones de firmar un acuerdo bilateral con China ya que para eso debería denunciar el art. 1 del Tratado de Asunción, o que el Mercosur flexibilice las trabas institucionales para la firma de dicho acuerdo", finalizó.
Con cautela, Frenkel considera que quizás no se rompa el Mercosur en términos de que los países decidan abandonar el bloque regional, pero "se lo empuja a volver a una zona de libre comercio, lo cual implica retroceder en sus objetivos planteados en el Tratado de Asunción, que es el acuerdo fundacional".