En medio de la esencial negociación por el Presupuesto 2019 -hoy obtuvo las primeras diez firmas de gobernadores dialoguistas- y la necesidad de transmitirle calma y certidumbre a los mercados locales e internacionales, el Gobierno recibió un nuevo revés del extranjero, luego de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunciara nuevos aranceles por US$200 mil millones a los productos importados de China.

El mandatario norteamericano hizo oficial una advertencia que venía ventilando desde hace tiempo y acentuó así una guerra comercial entre las principales potencias mundiales que no ve luz al final del túnel. Los gravámenes entrarán en vigencia desde el lunes 24 de septiembre, representarán un 10% y aumentarán al 25% a partir del 1° de enero.

A su vez, Trump se anticipó a una posible venganza del gigante asiático y deslizó una advertencia en un comunicado publicado por la Casa Blanca. "Si China toma represalias contra nuestros agricultores u otras industrias, inmediatamente iniciaremos la tercera fase, que consiste en aranceles de aproximadamente US$267 mil millones en importaciones adicionales", aseveró.

Desvelado por la aplicación de un proteccionismo que supone esencial para el progreso de su nación y con el objetivo de equilibrar el déficit de balanza comercial que Washington padece en sus negociaciones con Pekín, los inminentes impuestos que impondrá Trump ya inquietan a la Casa Rosada.

Es que a pesar de haber quedado exento de dichos aranceles, el daño colateral que recibiría la Argentina en esta disputa extranjera radica en su significativo intercambio comercial con China.

Ante estas nuevas medidas, es muy probable que el gobierno que comanda Xi Jinping aumente los precios de sus productos, lo que golpearía a las importaciones argentinas, ya que el 70% se concentran en Brasil, China y los Estados Unidos.

Puntualmente, en los primeros siete meses del año, Argentina importó US$40 mil millones del país asiático, lo que equivale a la misma cantidad importada en todo el año 2017. En un momento en el que el ingreso de dólares es a través de depósitos del FMI, esto configura un problema para la administración de Mauricio Macri que ya no soporta más tormentas.