La reforma jubilatoria de Bolsonaro, el primer paro general y el fantasma del diciembre negro de Macri
En una escalada de tensión previsible por la profundidad del proyecto, en Brasil avanzan las manifestaciones contra la reforma jubilatoria impulsada por Jair Bolsonaro para reducir sustancialmente el gasto público.
Es que el enamoramiento de los brasileños por el presidente Bolsonaro se terminó tan rápido como surgió, luego de los casos de corrupción que dinamitaron las gestiones de Dilma Rousseff y Lula Da Silva, llevando a éste último a la cárcel con una condena de 12 años y medio.
Con la economía al borde de la recesión y una imagen positiva que se desmorona, el excapitán del ejército envió a un Congreso fragmentado la reforma jubilatoria, pieza esencial de su gestión económica.
Tras presentar el jueves el proyecto de ley para modificar el régimen de jubilaciones que establece una edad mínima y endurece las condiciones para acceder al retiro, los sindicatos y la oposición (con el PT a la cabeza) llevaron a cabo el viernes el primer paro general y prometieron masivas congregaciones en las calles durante las próximas semanas para repudiar la medida.
Sin margen económico para prescindir del proyecto, Bolsonaro carga en sus hombros con el fantasma del diciembre negro que padeció Mauricio Macri en 2017, cuando impulsó su propia reforma previsional y sufrió una revuelta en las calles y dentro del Congreso.
Es que en medio del éxtasis por los resultados demoledores de las elecciones de medio término, Cambiemos envió un proyecto de ley que alcanzaba a jubilados, pensionados, beneficiarios de planes sociales y veteranos de la Guerra de Malvinas.
Pero miles de argentinos rodearon el palacio legislativo y se enfrentaron cara a cara con la policía, mientras puertas adentro se debatía el proyecto. 162 heridos, más de 60 detenidos y $23 millones en arreglos fue el saldo de aquella batalla campal que, aunque la dilató, no evitó que se aprobara la reforma previsional.
Sin embargo, aquellas masivas manifestaciones a lo largo y a lo ancho de Argentina significaron un quiebre entre Macri y los argentinos. Y tan solo cuatro meses después, una corrida cambiaria y la devaluación del peso iniciarían una debacle económica que incluyó el salvataje del FMI y dura hasta hoy.