Roto el "pacto entre caballeros” que el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, asegura haber realizado con su par de Boca Juniors, Daniel Angelici, las miras de ambos mandamases apuntan hacia el futuro y ya piensan en cómo llevar el agua para su molino. El Xeneize busca una venganza tardía por lo ocurrido en 2015 y el equipo Millonario quiere evitar a toda costa que el "escritorio” juegue en su contra.

D’onofrio se ampara en el documento -sin membrete oficial- firmado por Angelici y Alejandro Domínguez, titular de Conmebol, que afirmaba que los tres se comprometían a realizar el partido en otro momento, cuando las condiciones deportivas sean equitativas para ambos equipos En tanto, la dirigencia de River basa su estrategia en diferenciar el ataque a los jugadores de Boca de aquel recibido por los de River el 14 de mayo de 2015, por el mismo certamen.

2015


Recapitulando, hace tres años, Boca y River empataban sin goles en la Bombonera por la vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores. En el partido de ida, el conjunto de Marcelo Gallardo había ganado 1 a 0 con un gol de penal del uruguayo Carlos Sánchez, por lo que las tablas en el estadio Xeneize le alcanzaban para pasar de fase. En el entretiempo, cuando el equipo Millonario se prestaba para salir a la cancha nuevamente, los jugadores fueron atacados con gas pimienta por un hincha rival apodado el "Panadero”. El árbitro dispuso la suspensión del encuentro y, posteriormente, tras un pedido de los dirigentes de River, la Conmebol le dio el triunfo al equipo que preside D’Onofrio.

Según las autoridades de River, hay algunos elementos que permiten diferenciar los dos eventos. En primer lugar, uno se dio dentro del estadio, mientras que el otro fue en las inmediaciones del mismo, por lo que en ese lugar no tenían acceso sólo los hinchas. Por otro lado, en un caso el partido ya había comenzado y el equipo local iba perdiendo, mientras que en el otro las cosas están totalmente igualadas por una "leve ventaja” -si existie- de localía a favor de River.


Sin embargo, los jugadores y dirigentes de Boca insisten en pedir los puntos de la final ya que el artículo en el que se amparó River en 2015 sostiene que el club debe hacerse cargo de la seguridad del equipo rival dentro y en las inmediaciones del estadio. Con la herida de hace tres años aún abierta, la superfinal se vive ahora en un escritorio.

Por otra parte, en River también evaluaban la posibilidad de incluir en su descargo que Pablo Pérez fue revisado en el sanatorio Otamendi por un Servicio de Oftalmología, a cargo de Heriberto Marotta, vocal en la CD de Boca y jefe del Departamento Médico del club.

A pesar de los esfuerzos de Boca, el titular de la Conmebol ratificó que se jugarán los 90 minutos restantes y que habrá un campeón de la Copa Libertadores en el terreno de juego. El martes será un día clave, ya que el primer tribunal deberá evaluar el pedido presentado por las autoridades Xeneizes.